Compartir:

El Premio Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa, no se ha reservado nada durante su participación en la Feria del Libro de Bogotá, desde donde confesó que 'vivir en una sociedad donde las pantallas derroten al libro yo no la quiero'.

En las instalaciones de la renovada Biblioteca del Gimnasio Moderno de Bogotá, tuvo un encuentro con la prensa nacional e internacional invitada a este evento, a la cual le extendió un discurso de temas varios. Vargas Llosa se refirió a la sobrevivencia del libro y al impacto de la era audiovisual, al tiempo que habló sobre la Revolución Cubana y los logros del Boom.

'Las pantallas no son capaces de dejar un efecto tan profundo y permanente como el que dejan los libros. No son prejuicios contra las pantallas, me encanta el cine y soy observador entusiasta de series, y me gustaría que ambas cosas coexistieran, pero yo creo que un libro exige un esfuerzo intelectual que la pantalla no exige', expresó el escritor, durante la presentación de La llamada de la tribu, su nuevo libro de ensayos.

'Es un libro que trata sobre el liberalismo a través de una experiencia personal, sobre una evolución enmarcada por el marxismo, que en cierta forma suavizaba el existencialismo, con un desencanto que me llevó a revalorizar la democracia, y luego, a través de un esfuerzo intelectual me fue llevando hacia el liberalismo', explicó.

Es un camino que lo compara con lo que hizo Edmund Wilson en Hacia la estación de Finlandia, donde se dedicó a rastrear la evolución de las ideas que forjaron el socialismo hasta detonar en la Revolución Rusa. Así, el Nobel peruano ha hecho una cartografía de los pensadores liberales que le ayudaron a desarrollar un nuevo cuerpo de ideas después del gran trauma ideológico y el desencanto de la Revolución Cubana.

Según el Nobel, la obra quiere rescatar al liberalismo de todas las mentiras, tergiversaciones y las caricaturas que se han hecho de él, en el mundo entero, pero en especial en América Latina.

'La extrema izquierda ha sentido que el liberalismo era un enemigo radical y que debía combatirlo, distorsionándolo, transformándolo en algo que no es. Por ejemplo, mi generación en América Latina, nació creyendo que el liberalismo era una máscara para la explotación, que detrás de él estaba el imperialismo, pero nada de eso es cierto, porque el liberalismo está relacionado directamente con la idea de la libertad. Probablemente el liberalismo sea, dentro de todas las doctrinas y tendencias de la cultura democrática, la que más ha hecho avanzar a la sociedad en normas profundas', manifestó.