Compartir:

En una solemne ceremonia presidida por el arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Salas Anteliz, 180 sacerdotes del Departamento renovaron sus votos como primer gran acto de la Semana Santa.

La misa crismal guarda un significado trascendental para la Iglesia Católica y sus clérigos porque en ella se bendice el óleo de los enfermos, el óleo de los catecúmenos y se consagra el santo crisma, aceites que serán utilizados a lo largo del año para bautismos, unciones de enfermos, confirmaciones, y consagraciones de altares e iglesias entre otros sacramentos. Además, los sacerdotes que participan de la ceremonia se ratifican en su misión religiosa.

Es común que en el resto del mundo y otros lugares de Colombia, el acto se programa para el Jueves Santo en medio del lavatorio de pies, sin embargo, en Barranquilla es costumbre que se realice el lunes para evitar que el evento tropiece con otras actividades de la Semana Santa.

A las 10:00 de la mañana, presbíteros y diáconos del Atlántico se congregaron en la Catedral Metropolitana María Reina participando de la ceremonia eclesiástica.

El acto fue encabezado por seminaristas que portaban velones, crucífero, turiferario —persona que lleva el incenciario—, evangelio, y demás símbolos del catolicismo. Seguidamente, de manera organizada, sacerdotes de 157 parroquias del Departamento hicieron su arribo al templo en dos hileras, cerrando la triunfal entrada los vicarios de más alto rango de la Iglesia como lo son monseñor Pablo Salas, el obispo auxiliar emérito de Barranquilla Víctor Tamayo, y el arzobispo emérito de Cartagena, Carlos Ruiseco para dar comienzo a la ceremonia católica.

En la homilía, monseñor Pablo Salas enfatizó en la importancia de acompañar a los 'pastores del rebaño' en esta renovación de votos. 'En las lecturas de hoy vemos que aparece en varias ocasiones la palabra ungido, Cristo significa ungido. Queridos sacerdotes, hoy deben renovar esas promesas y compromisos que hicieron el día de su ordenación. Oramos por que sus acciones sean santas y para que todo lo que hagan sea fecundo. Ustedes son ungidos y enviados. Muchas gracias por su entrega, sacrificio y especialmente su lucha, aún a pesar de la precariedad de algunas de sus comunidades', especificó el arzobispo antes de pronunciar el guion para la renovación de votos, al que los presbíteros contestaron al unísono, 'Sí quiero'.

Monseñor exhortó también a los feligreses a orar por él, para que sea 'fiel en el ministerio apostólico que se le encomendó, y les pidió a los creyentes alejar a los sacerdotes de tentaciones e intereses mezquinos que vayan en contra de los principios de la Iglesia'.

Acto seguido, precedidos por la cruz y el ceremoniero se presentaron ante el obispo las ánforas, recipientes que contienen el óleo para el santo crisma, el óleo de los enfermos y de los catecúmenos, y junto a ellos el pan y vino para la celebración eucarística.

Este ritual de la Iglesia Católica marca la celebración del Lunes Santo como bienvenida a la Pascua. Los aceites reciben una diferencia en su tratamiento debido a que mientras los óleos son bendecidos por el arzobispo, el crisma— perfumado con esencias para distinguirlo de los demás— se consagra, dándole con ello un 'carácter sagrado', debido a que según el catolicismo, representa al Espíritu Santo.

Mientras el coro de la arquidiócesis amenizaba el solemne acto, los fieles recibieron la comunión, concluyendo el encuentro litúrgico con las oraciones que cierran la tradicional eucaristía del Lunes Santo en la Catedral de Barranquilla.

Con la ceremonia, la Iglesia realizó el primer gran evento enmarcado en la Semana Santa, invitando a la comunidad católica a celebrar la Pascua en paz y armonía.