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Los hijos y demás familiares de Efraín Mejía Donado, recuerdan anécdotas y alternan el dolor con la risa y el llanto mientras reviven los momentos con el padre, el esposo, el tío, el abuelo que partió pero dejó el legado de la música y de la Cumbia Soledeña.

En la sala dos de la funeraria los Olivos de Montería, todos coinciden en que el maestro fue un hombre humilde y alegre.

'Barranquilla es el barrio más grande de Soledad', decía el maestro, según lo cuenta esta mañana su hijo Efraín Jr.

Sus cinco hijos se reunieron, igual su esposa, sobrinos mientras llega el momento para trasladarlo en un carro fúnebre a su natal Soledad, donde pidió en vida que lo enterraran.

Ahora se disponen a cantarle dos canciones con guitarra, sus hijos que también heredaron el talento de hacer música.