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Luis Ballesteros, un cuidador de carros que hace 14 años trabaja en la calle 77 con carrera 66, dice haber tenido el presentimiento de que el papamóvil en algún momento vendría a Barranquilla.

Este hombre de piel morena y ajada por soportar a diario el sol que golpea con fuerza en la esquina donde trabaja, aleja celosamente a los curiosos que se acercan sobrepasando el cordón de seguridad para tocar el vehículo en el que el papa Francisco recorrió las calles de Cartagena.

'Mientras yo esté aquí al carro del Papa no le va a pasar nada. La gente se quiere acercar para tomarse fotos pero no dejo que se arrimen mucho porque lo pueden rayar', expresó el hombre de 54 años mientras se secaba el sudor de la frente con una toalla.

Cientos de transeúntes que por coincidencia caminaban por el lugar no pasaron por alto la oportunidad de tomarse fotos con el ‘carro del Papa’.

Los conductores que a esa hora manejaban por las afueras del concesionario detenían sus automóviles unos segundos para sacar sus teléfonos y capturar imágenes del papamóvil, pese al estruendo que las bocinas de los carros ocasionaban a sus espaldas protestando al unísono por un inminente caos vehicular.

Jaime Usme, un católico de 59 años, afirma que acercarse al papamóvil es equivalente a estar a unos pasos del sumo pontífice.'Su presencia está aquí. Es una emoción grandísima que llena el alma y el espíritu, es algo muy especial. Un sentimiento muy íntimo', manifestó.

Curiosos se acercaban a preguntar si ese era el papamóvil con el que se había golpeado el Papa la ceja. Algunos de ellos, al recibir una respuesta positiva por parte del personal del concesionario, se quejaban por el infortunado incidente.

'Aunque da tristeza que justo con este carro se golpeó el Vicario de Cristo queda un bonito recuerdo y da mucha alegría sentir que él estuvo ahí', señaló Yolanda Peñate, quien pasaba por el lugar.

Más de 50 ingenieros participaron en la transformación de la camioneta Chevrolet Traverse, del fabricante General Motor, a la que le adaptaron una cúpula acristalada con asiento giratorio que podía rotar hasta 360 grados. El trabajo que se realizó sobre el vehículo tardó tres meses y fue entregado a finales de agosto.

Las modificaciones que se hicieron sobre el diseño de las tres camionetas blancas usadas como papamóviles obedecieron a las peticiones del jerarca de la Iglesia de 'sencillez y austeridad’. Asimismo, por solicitud de Francisco, el vehículo no fue blindado, debido a que su intención siempre fue acercarse a la gente y no defenderse, como lo señaló con anterioridad el director ejecutivo de la visita del Papa a Colombia, monseñor Fabio Suescún.

'Para los colaboradores de Chevrolet es muy interesante tenerlo aquí porque es mano de obra colombiana, es un vehículo transformado para el Papa y es hecho por ingenieros, latoneros y mecánicos colombianos', expresó Javier Meza, gerente comercial de Country Motors Barranquilla. 'Uno de los papamóviles va a ir al museo del Vaticano y los otros dos van a estar disponibles para los recorridos que el Papa vaya a hacer en América del Sur', añadió.

Durante la visita apostólica del papa Francisco a Colombia, tuvo contacto con millones de feligreses colombianos que se aglomeraron para recibir su bendición.

En el papamóvil existen todavía algunas huellas de las manos de los fieles que sin importar el sol inclemente o la lluvia esperaron por largas horas el momento en el que Francisco pasó frente a ellos.

Nury Reyes viajó a Cartagena y logró contra todo pronóstico ver al pontífice por menos de un minuto. El mal clima, los problemas con el transporte y un robo del que fue víctima en la Plaza de Santodomingo, no la desanimaron por la inmensa felicidad que le produjo tocar las farolas del papamóvil.

Ayer, esa alegría se replicó mientras ella caminaba por esa esquina, pues al ver parqueado el mismo vehículo, revivió aquel momento del 'inolvidable 10 de septiembre' en el que tuvo cerca al papa Francisco.