Los cientos de papeles triangulares de colores que adornan el techo de La Troja se movieron al compás de la música que le dio la clave a los pies de los bailarines que azotaron baldosa, al ritmo de las notas de las canciones del maestro Adolfo Echeverría, en el homenaje que se le rindió ayer por sus 85 años de vida y más de 50 de trayectoria musical.
El ambiente de fiesta se mezcló con los sentimientos de nostalgia que dejó el hecho de que el compositor de célebres canciones, que han quedado en la memoria de miles de colombianos, como Amaneciendo y La Inmaculada no pudiera estar presente en su propio agasajo, organizado por su esposa Anastasia Arrieta y la Organización Musical La Troja, en cabeza de Edwin ‘Guayacán’ Madera, por el delicado estado de salud que presenta hace varios años.
Faroles de colores, con la imagen del maestro Echeverría, se encendieron en cada mesa del lugar, declarado Patrimonio Cultural y Musical de Barranquilla, y como si fuera el 7 de diciembre se prendieron las velas con Las cuatro fiestas de fondo.
'Tenemos un compromiso con la historia latinoamericana. En el barrio San Roque nació un 3 de septiembre el maestro Adolfo Echeverría que tiene más de 50 años de trayectoria musical', dijo ‘Guayacán’ Madera.
Al homenaje asistieron familiares, músicos, como Willy Calderón, Santiago Mr. Timbal, Ricardo Pla, el gerente de Discos Fuentes, Ángel Villanueva; amigos y seguidores del compositor que escribió más de 2.800 temas.
Adolfo Jr. y Ana Sofía Echeverría, hijos del artista, cantaron en compañía de la orquesta que tocaba con Echeverría.
Suéteres, libros y botones, con la imagen del cantante, acompañaron los atuendos de los asistentes al evento en el que también hicieron presencia Charlie Gómez, el Checo Acosta y otros artistas.
Anastasia de Echeverría agradeció a los presentes por dejarla 'hacer esta locura de brindarle un sentido homenaje a un hombre que ha dejado un gran legado musical'.
Puya y hunde, Amaneciendo y La Inmaculada sonaron a todo volumen en La Troja para que el maestro Echeverría sienta, aún en la distancia, que sus seguidores están 'siempre ahí'.