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El director de cine mexicano Guillermo del Toro hechizó el jueves al festival de Venecia, con una magistral y delicada fábula de amor entre una princesa muda y una extraña bestia anfibia.

'El cuento de hadas es el antídoto perfecto contra el cinismo, porque toca las emociones', reconoció el cineasta tras presentar su último filme, La forma del agua, en competición junto con otras 20 películas en el Festival Internacional de Cine de Venecia.

El realizador mexicano da rienda suelta a su pasión por las criaturas fantasmagóricas, a las que ambienta en un extravagante universo visual, arrancando aplausos y críticas entusiastas de especialistas y público.

Ambientada en 1962, en plena Guerra Fría, narra la historia de una joven muda, Elisa (Sally Hawkins), quien vive una existencia solitaria pero serena sobre un cine de barrio sin clientes.

De día visita a su vecino Giles (Richard Jenkins), un artista gay envejecido que se gana la vida con comerciales y ama las comedias musicales que trasmite la televisión.

Por la noche trabaja junto con su amiga negra Zelda (Octavia Spencer) en un laboratorio científico secreto del gobierno estadounidense.

Se trata de un trío de personas desadaptadas que rechaza el sistema, buscan el amor y que terminarán por unir fuerzas.

La vida de Elisa cambiará con la llegada al laboratorio de una extraña criatura marina extraída de las aguas del Amazonas, donde era venerada como una divinidad.

La bestia además es capaz de respirar al aire libre, una cualidad que interesa a los rusos y a los estadounidenses entonces embarcados en una feroz competencia para ir al espacio.

La criatura (el bien disfrazado actor Doug Jones) es percibida como un peligro para la humanidad por un terrorífico ejército, lleno de prejuicios y odio.

El encuentro se convertirá en una oda al amor puro entre la princesa sin habla, que se comunica con signos, y un monstruo perseguido.

El filme es considerado entre las mejores películas de del Toro después del Laberinto del fauno, ganadora de tres premios Óscar, y es candidato tan solo un día después de iniciado el certamen entre los vencedores del codiciado León de Oro de Venecia.

'El primer acto político a nuestro alcance es elegir el amor en lugar del miedo, vivimos en un tiempo en que el miedo y el cinismo se usan de una manera muy persuasiva', confesó a la prensa el cineasta.

La segunda jornada del festival estuvo marcada por otro filme aplaudido, First reformed, del director estadounidense Paul Schrader, quien mezcla muerte y terrorismo.

Con el actor Ethan Hawke, elogiado por su magistral papel de Ernst Toller, un padre deprimido por la muerte de su hijo en la guerra en Irak.

Schrader optó por un cine dramático, intenso, muy espiritual, lejos de los thrillers del pasado.

El prolífico cineasta, famoso por ser el autor de los guiones de Taxi Driver, Toro Salvaje y American Gigolo, confesó que desde hace cincuenta años soñaba con contar sin piedad la historia de un hombre que pierde todo.