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Con paso torpe y parsimonioso, ‘Chucho’ se pasea por el espacio que es ahora su hogar en el Zoológico de Barranquilla.

Bañándose en la piscina, olfateando, jugando con las marimondas y explorando, pasa sus horas de exhibición este oso de anteojos, que desde el 1 de agosto salió del área de observación en la que permanecía aislado por el periodo de cuarentena al que deben someterse las especies de fauna silvestre cuando se integran a un nuevo hábitat.

‘Chucho’ nació y creció en cautiverio. Durante 19 años vivió en la Reserva Natural de Río Blanco en Caldas y su morada era una pequeña zona encerrada, cercada por mallas eléctricas y alambre de púas.

Sin embargo, solo fue hasta la muerte de su hermana y compañera, una osa que como él pertenecía a un programa de repoblamiento del oso andino, especie en peligro de extinción, que sufrió una fuerte depresión y deterioro de su salud, producto de la falta de contacto con seres de su misma especie y mala alimentación.

Esto le llevó a escaparse de la reserva ambiental hacia Manizales, lugar en el que por sus condiciones de vida silvestre un ‘oso de anteojos suelto’ representaba un peligro potencial para las poblaciones aledañas.

Por su parte, en el Zoológico de Barranquilla, una osa hembra acostumbrada a vivir en compañía había perdido a su pareja. Así las cosas, Corpocaldas, la entidad encargada del cuidado del oso, negoció con la Fundación Zoológica y Botánica de Barranquilla el traslado del mamífero a la ciudad para propiciar el contacto entre ambos miembros de la especie de nombre biológico Tremarctos ornatus.

Discusión en redes sociales

Desde su arribó a la capital del Atlántico se desencadenó un extenso debate por parte de activistas ambientalistas y animalistas en redes sociales, tanto a favor como en contra del traslado del oso. El debate se centró en el desacuerdo de algunos por el envío del plantígrado de una reserva natural en condiciones de semicautiverio a estar en total cautiverio en un zoológico con un clima muy diferente al que el oso estaba acostumbrado.

Precedente legal

El 27 de julio, a los 43 días de haber sido enviado al Zoológico de Barranquilla, un fallo de la Corte Suprema de Justicia ordenó que ‘Chucho’ regresara a la reserva natural de Río Blanco en Manizales.

El abogado constitucionalista Luis Domingo Gómez, a través de un recurso de habeas corpus, buscó sentar un precedente legal en el que los animales puedan usar ciertos mecanismos para hacer valer sus derechos como ‘seres sintientes’, planteando que no son cosas, como eran concebidos antes de que se estableciera la ley 1774 de 2016.

La Corte especificó que en un tiempo 'no superior a 30 días' las entidades involucradas debían reunirse y acordar qué era lo mejor para el animal, de preferencia la Reserva de Río Blanco. De manera paralela al desarrollo de las reuniones con las autoridades ambientales en las que se acataba el histórico fallo, el 3 de agosto el Zoológico de Barranquilla impugnó la decisión a través de una acción de tutela contra la sentencia, al considerar que violaba los derechos fundamentales del debido proceso, la legitima defensa y el principio de legalidad.

Días más tarde, los abogados Mario Daza y David Roa presentaron una acción de tutela para tumbar el fallo proferido por la Corte. A través del mecanismo legal planteaban que el habeas corpus tiene una naturaleza jurídica que solo se aplica a los seres humanos privados injustamente de la libertad, y usarlo en animales crearía un ‘caos’ normativo.

‘Chucho’ se queda en Barranquilla

El 16 de agosto un nuevo fallo de la Corte Suprema de Justicia dejó sin valor el regreso de ‘Chucho’ a Manizales, concediéndole al Zoológico de Barranquilla el 'debido proceso de la acción de tutela'.

Esta decisión permite que el polémico oso de anteojos continúe su proceso de aclimatación y acercamiento con la hembra. Aunque de momento se turnan para la exhibición porque no han tenido todavía un contacto frente a frente, solo acercamientos visuales, olfativos y auditivos a los cuales han respondido muy bien, según lo explicado por Andrea Echeverry, coordinadora de colección animal del ‘Zoo’.

El macho y la hembra de anteojos duermen desde el espacio que los separa ‘nariz con nariz’ y al sentirse cerca emiten sonidos y vocalizaciones que traducen una satisfacción por la cercanía y un prometedor primer encuentro.

Este ha sido el paso a paso de ‘Chucho’

1. Llegada al ‘zoo’