A la hora de comer muchos prefieren combinar sus platos con una copa de vino, lo que comúnmente se conoce como el maridaje.
Este maridaje también se puede dar entre comida y cerveza, así lo explican los expertos en el tema. 'Como consumidores entendamos que la cerveza puede ir más allá de compartir con nuestros amigos. La idea de acompañar la comida con cerveza es posible, y no solo para pedirla como bebida antes de ordenar', dice Alejandro Gutiérrez, director de local premium brands Copec.
Existen múltiples estilos y variedades de cervezas, pero 'también hay reglas que pueden asociarse para combinarla mejor. Es fundamental saber que no debe sobresalir al sabor de la comida', indica Daniela El Alam, maestra cervecera de Heineken.
Por ejemplo, si en su mesa tiene una pasta con una salsa suave, 'no puede tomar una cerveza que tenga sabores muy marcados de la malta tostada. En la boca invadirá el sabor de la cerveza y se perderá el de la comida', añade.
Gutiérrez explica que la cerveza clásica acompaña a platos de sabor suave, 'por contraste el sabor de la bebida brinda la experiencia de cierre y no le pelea a los sabores de la comida'.
Por su parte, la maestra cervecera señala que 'si combina una cerveza en la que predomine el amargo, (que cuente con alto contenido de alcohol) con un queso suave o semigraso logra un equilibrio entre ambos'.
Gutiérrez manifiesta que existen múltiples combinaciones de cerveza, pero se puede reducir al maridaje por contraste o por complemento.
En el caso de las cervezas de trigo, conocidas como cervezas blancas, las cuales son ligeras con carácter ácido y refrescante, pueden combinarse con 'platos salados de sabor fuerte', pero también con 'ensaladas, comida de mar y platos con tonos cítricos y herbales', indica Gutiérrez.
Lo importante en este punto, concluye El Alam, es que la cerveza no le robe sabor a la comida, 'ni la comida a la cerveza'.