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En la carrera 46 entre calles 72 y 74 –al pie de la estatua del Joe Arroyo– queda la feria de artesanos de Barranquilla. En esos pasadizos de telas y polisombra se asoman las creaciones de artesanos llegados de distintas regiones del país que trabajan el fique, iraca, madera, tela, lana, resina e hilos, entre muchos otros elementos que dan como resultado esas artesanías que le agregan valor a las manifestaciones materiales y espirituales del Caribe.

La feria, que por muchos años estuvo ubicada sobre la calle 72, se trasladó de lugar de manera temporal por la remodelación que se está realizando sobre el Estadio Romelio Martínez. Pero este nuevo espacio en el que fueron ubicados los artesanos ha dejado un panorama desolador para quienes su sustento son las artesanías.

El cambio en la ubicación ha disminuido las ventas ya que estas dependían, en gran medida, de la cantidad de transeúntes que circulaban por la zona, la curiosidad les acercaba a la feria para luego enamorarlos de algún objeto.

'La 72 es una vía comercial, los transeúntes que caminaban por esa calle les llamaba la atención la feria y entraban. Desde que estamos aquí 'escondidos' las ventas han disminuido hasta un 40 %. Ahora lo que vendemos depende del turismo, o de los clientes que se acercan a la feria con la idea de buscar algo específico', expresó Nieves Herrera, un artesano que dice tener más de 15 años en ese puesto.

Igual opinión tiene Omar Polo, vendedor local de artesanías, quien asegura que los artesanos están preocupados por la situación que atraviesan en la feria debido a la disminución de los clientes, como consecuencia del cambio en la ubicación y de la consiguiente falta de movimiento de este nuevo sector. 'Antes hacíamos en promedio 150.000 pesos, ahora hay días en los que nos vamos con las manos vacías. Llevamos tres días sin vender nada', manifestó.

La feria es un derroche de colorido del que cuelgan mochilas de todos los tamaños y estilos. En esos pocos callejones que prometen una visita agradable para sus usuarios, se exhiben camisetas estampadas, bolsos, alpargatas, vestidos, dulces típicos, hamacas, accesorios, macetas, mueblería, sombreros, disfraces de carnaval con sus personajes más representativos, entre muchos otros productos 100% colombianos.

Los productos están exhibidos para sus visitantes los 365 días del año con una feria fija y también se instala otra itinerante –durante los meses de junio, diciembre y carnaval– que durante esta temporada estará en esa ubicación hasta el 2 de agosto.

Art Studio, un local en el que se trabaja la madera resinada con figuras del Carnaval de Barranquilla en muñecos, vasos, individuales, cuadros y demás piezas hechas a mano, es propiedad de Adelfo De la Torre, quien se tomó la vocería frente a los artesanos para buscar soluciones sobre la situación de la feria.

'Queremos mostrar lo mejor de esta feria que es bellísima y es muy barranquillera, tiene lo mejor de nuestra cultura. Invitamos a la ciudadanía a que la conozca y se acerque', precisó De la Torre, quien con tono esperanzador asegura que en cuanto esté listo el Romelio y la Feria vuelva a su lugar, los Juegos Centroamericanos y del Caribe van a ser una ventana para que se conozca la calidad y la exquisitez de las artesanías del país.