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Mateo, siendo niño, visitó junto a su padre el zoológico de la ciudad en el que hay un mariposario. En este lugar el hijo preguntó si él, cuando creciera, podría volar igual que las mariposas. El padre respondió que sí, que podría volar 'siempre y cuando hiciera las cosas correctamente'. Esta conversación volverá a cobrar sentido en el final de la última película de Gustavo Nieto Roa, y es a partir de ella que nace su nombre: Mariposas verdes.

La producción en un principio buscaba contar la historia de Sergio Urrego, un joven de 16 años que se quitó la vida tras ser víctima de discriminación en su escuela por su condición sexual, pero los padres no autorizaron el largometraje. Nieto Roa decidió investigar, junto a su equipo de trabajo, casos similares. El resultado fue que son cientos los niños y jóvenes que sufren de burlas, rechazo y malos tratos debido a sus diferencias, bien sea por su condición física, sexual o psicológica.

'Cuando terminamos la película curiosamente el papá (de Sergio) creyó que habíamos hecho la historia de su hijo y nos puso una tutela impidiendo que la exhibiéramos', explicó el director. Sin embargo, la juez determinó que el filme si se podía proyectar.

Nieto Roa ve la nueva fecha de estreno como una oportunidad, porque ahora es el 20 de julio, día en el que en Colombia se celebra El grito de La Independencia. 'Esta es una fecha interesante y simbólica de libertad y la película de lo que habla es precisamente de eso'.

El realizador también explicó que el colegio donde la historia sucede es una especie de microcosmos de lo que es el mundo. La vida en general. Incluso el protagonista lo señala en uno de los momentos de la película.

Cuando iniciaron con el proyecto el equipo tenía claro que lo último que querían hacer era juzgar o ponerle alguna carga moral a lo que contaban. 'Lo que se hizo no es juzgar, no es criticar, es simplemente mostrar como dos chicos descubren su sexualidad y la viven y por eso se les viene el mundo encima'.

La historia de Mateo, aunque es el hilo conductor del relato, no es el único caso de matoneo que se da dentro del largometraje. Angela, el papel representado por Victoria Ortiz, también sufre por malos tratos e incluso es víctima de una violación. 'Hay muchas niñas que están en silencio y que tienen miedo de hablar y decir las cosas. Esta niña es abusada y al final decide contarles a su mamá y a la psicóloga del colegio y yo creo que esto es un llamado de atención a lo niños para que se dejen de hacer bullying', expresó la actriz.

El libro que salió del guión

Las historias que se recolectaron a lo largo de la investigación fueron tantas que el director decidió contarle al escritor Eduardo Patiño acerca del proyecto para saber si le interesaba escribir la historia. Patiño luego de estudiarla decidió emprender la labor y salió un libro que lleva el mismo nombre Mariposas Verdes. 'Ya va por la segunda edición. Y eso me dice que si hay curiosidad por el tema', señaló Nieto.