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Un hombre maduro, que ve la vida diferente a la de aquel joven roquero de los años 80, que soñaba con comerse el mundo con su música pero que conserva la misma esencia bohemia y crítica, es el que tendrán al frente los barranquilleros el próximo 10 de junio.

Como él mismo lo definió en diálogo con EL HERALDO, ofrecerá una sesión íntima, cercana, acompañada de piano, contrabajo y percusión, solamente Calamaro y el público es lo que brindará el argentino a los asistentes al coliseo de la Universidad del Norte.