En la histórica ciudad de Split, en la costa adriática de Croacia, hay un museo en el que las ranas son los protagonistas: Froggyland muestra medio millar de ranas disecadas en diversas posiciones y escenas de la vida humana.
Los visitantes pueden ranas jugando al tenis y al fútbol, ranas bebiendo de forma distendida en una bodega, ranas trabajando como artesanos, ranas siendo amantes, ranas actuando como jueces y reos, ranas trabajando como basureros o dentistas.
Según explica a Efe el propietario del museo, Ivan Medvesek, se trata de una colección única en el mundo.
Y no solo por el número de ranas disecadas (507) sino también por la cantidad y la calidad de los detalles ofrecidos y por el modo singular en que las ranas fueron disecadas y conservadas hace un siglo.
El autor de esta extraordinaria colección de taxidermia fue el húngaro Ferenc Mere, un fanático de las ranas que disecó más de mil entre los años 1910 y 1920.
'Nadie ha podido explicar hasta hoy cómo ha podido disecar y conservar estas ranas a través de la boca, sin dañar el cuerpo exteriormente en ninguna parte', explica Medvesek en declaraciones a telefónicas a Efe.
Mere nació en 1878 en el seno de una familia de industriales húngaros que vivían en la región de Vojvodina, al norte de lo que iba a ser Yugoslavia a partir de 1918.
Cerca de la fábrica de ladrillos de la familia había un lago, del que provienen estas ranas.
'Cada noche escuchaba su croar y empezó a imaginarlas como seres humanos que vivían su vida. Así se le ocurrió la idea de hacer esta colección', explica Medvesek.
El taxidermista húngaro presentó a través de las ranas el mundo de aquella época, todo lo que la gente hacía entonces, sus tradiciones, costumbres, profesiones y actividades.
Tras su muerte, la colección de más de mil ranas cambió varias veces de dueño, para acabar durante años en un sótano de Zemun, un barrio periférico de Belgrado.