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Marcela habla de sus tres hijos con la dulzura propia de una madre. Recuerda que hace 22 años empezó la mejor parte del libro de su vida cuando nació Leonardo, su último hijo, su 'héroe'.

Leonardo Vera ama la saga Harry Potter, el fútbol y el reguetón, es fiel seguidor de su ‘colega’ Superman. Invita a jugar Xbox y ver Dragon Ball Z, pero el Super, aclara.

‘Leo’, como le dicen de cariño en su familia, fue diagnosticado hace 21 años con autismo. En principio, la noticia que no fue fácil de digerir para su madre Marcela Cruz, su padre Gustavo Vera y sus hermanos Karen y Gustavo.

Él hace parte de una cifra entregada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que indica que 1 de cada 160 niños tiene un Trastorno del Espectro Autista (TEA), condición neurológica y que hoy conmemora su día mundial, para generar concientización en la sociedad.

La mayor fortaleza de este joven es 'tratar de convivir con su familia', cuenta Marcela mientras pasa las fotos en su celular de 'mi Leo' .

'Las cosas no son fáciles', al decir esto se refiere a vivir en una ciudad que no está adaptada para personas con discapacidades, y una sociedad 'que le tiene miedo a lo desconocido'.

En su haber tiene varias medallas en natación, un récord personal en videojuegos y, lo más importante, superó las barreras de la comunicación con las personas.

El informe del año pasado de la OMS señala que 'las personas con TEA sufren estigmatización, discriminación y violaciones de los derechos humanos. Su acceso a los servicios y al apoyo es insuficiente a nivel mundial'.

Mientras Leonardo cuenta el partido de la Selección Colombia frente a Ecuador, y ve videos en el celular, Marcela se encarga de decir que la única diferencia de su hijo es 'que tiene un sistema operativo diferente'.

Ese ‘sistema operativo’ cambió también la mentalidad de la ‘tribu’, como él llama a su familia. Al respecto, Fabricio Lizarazo, psicólogo que hace 7 años trabaja con personas con autismo, indica que 'hay una gran variedad de niveles en los que las personas se encuentran comprometidas'.

Sin embargo detalla que hay una cosa en común, 'la persona está en su propio mundo. Tiene una dificultad muy grande de establecer una relación social específica'.

Su hermana Karen, de 29 años y madre de un niño de 5, también se emociona al hablar de ‘Leo’, es clara en decir que poco a poco 'él se convirtió en el pechiche de todos'.

'Siempre fuimos conscientes que él necesitaba de nosotros', asegura Karen, quien gracias a su hermano se motivó a estudiar Psicología.

Ambas coinciden que la presencia de su hijo y hermano ayudó 'a organizarnos la vida', tanto así que también motivó a Marcela a trabajar con niños con autismo como terapeuta. Ahora el reto de todos en el hogar es que él termine su bachillerato, una meta que ya está en marcha.