Las calles de Shanghai se transforman a veces en pasarelas de desfiles de moda canina, con un caniche con un vestido rosa, otro con las orejas teñidas de azul o un pomerania con impermeable y zapatillas, símbolo del rápido desarrollo de la clase media en China.
La posesión de animales de compañía, antes prohibida por el régimen comunista que lo consideraba una deriva burguesa, causan furor en China, país que contaría con unos 100 millones de mascotas oficialmente declaradas a las autoridades -perros en su gran mayoría. Y sus dueños no dudan en gastar una fortuna para mimarlos.