El silencio se la desolada arteria vial, que se viste de fiesta durante estos cuatro días, es interrumpido por el sonido de las carrozas que prueban sonido desde temprano para evitar contratiempos durante el desfile.
Aprovechando la flexibilidad de los policías por la hora, propios y extranjeros se toman la vía 40 como suya, posando frente a las carrozas.
La gente empieza a llegar a los palcos y aguardan por el inicio del desfile más importante del Carnaval.
Marcos González, sonidista de la carroza de la Triple A, expresó que 'Llegamos desde las 2 de la mañana a coger puesto para no tener problemas de organización. A las 5:30 a.m. trajimos el trailer, que empezamos a montar desde el viernes en la tarde'. Bajo la sombra que le ofrece el vehículo dice que descansa mientras que empieza el desfile porque 'el día apenas empieza'.
Aplicando la ley de rebusque está Juana, una barranquillera de 40 años que desde hace seis monta un palco improvisado sobre la calle 85. Con sillas a 10 mil y un plástico como sombra del inaplacable sol, busca que este Carnaval sea 'provechoso' como lo ha sido en años anteriores.