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Asada, frita, guisada, al vapor o cocida, la carne es uno de los alimentos más antiguos que consume el ser humano y uno de los más tradicionales en la mesa de los colombianos.

Desde pequeños nos han enseñado a comerla en todas sus variantes y cortes, a cocinarlas y a saber con qué combinaciones y preparaciones sabe mejor. Pero pocas veces somos conscientes de los beneficios del consumo de este tradicional alimento para la salud.

'Las carnes son proteínas de origen biológico. Nos proporcionan los aminoácidos esenciales y son fuente también de vitaminas y algunos minerales', afirma la nutricionista Ana Maria Sirtori.

Asimismo, la carne funciona como reparadora celular y reconstructora. Por tanto 'actúan en nuestro organismo para cumplir diversas funciones'.

En los niños, que tienen un cuerpo en desarrollo y que necesitan constantes fuentes de energía, la carne les provee la cantidad necesaria de proteínas, que a su vez contienen aminoácidos, que ayudan a formar correctamente los músculos del cuerpo.

Normalmente se recomienda comer una porción diaria de esta proteína, que contenga alrededor de unos 125 gramos. Sin embargo, esta porción se puede dividir entre leguminosas y granos que complementen la cantidad de proteínas que necesita el organismo.

'Todas las carnes tienen las mismas propiedades, la diferencia es que algunos tipos de carnes, como la de cerdo o la de pollo, pueden ser más digeribles para algunas u otros personas', asegura Josefa Palacio Montañez, nutricionista e investigadora de la Universidad del Atlántico.

Así, como comer tiene sus beneficios, la ausencia de las propiedades de la carne en el organismo podrían causar desde estados anémicos hasta enfermedades crónicas.

'La falta de proteínas contenidas en la carne puede ser más grave en los niños, porque sus cuerpos son más débiles y propensos a enfermedades, en ellos podría causar una baja masa muscular y problemas de aprendizaje', explica Sirtori, quien aclara que en los adultos las consecuencias no podrían ser menos graves.

'En los adultos podría causar anemia, delgadez, problemas en su sistema inmunológico, mala cicatrización de heridas, pérdida de cabello, piel seca e incluso uñas quebradizas'.

Cómo cocinar la carne. Lo más importante para la nutricionista Palacio es que cuando se realice la cocción de los alimentos estos no se maltraten, porque así se puede dañar 'la estructura de sus propiedades'.

'Asar la carne no es muy recomendable porque se maltrata mucho el producto y así ya no se aprovechan de igual forma los beneficios de la proteína. Aunque si se hace con cuidado puede ser consumida de esa forma. Para mí, guisar o cocer la carne es la mejor forma, porque así se le aplica un mejor tratamiento térmico', sugiere la investigadora universitaria.

Reemplazos. Aunque las propiedades de la carne son irremplazables, existen personas que eligen no incluirlas en su dieta y para no sufrir las consecuencias mencionadas anteriormente acuden al consumo de otros alimentos.

'Cereales y leguminosas son usados muchas veces por personas vegetarianas para reemplazar las propiedades de la carne, también existen suplementos de proteínas. Lo más importante es no privar al organismo de ellas, porque nuestro cuerpo esta compuesto por una variedad de proteínas que son necesarias y cada una con funciones específicas', dice la nutricionista, quien entre los alimentos destaca el huevo, que es el alimento 'más completo para el ser humano luego de la leche materna'.

Carne de Res

Es el tipo de carne más consumida en los hogares, contiene grandes cantidades de vitamina B6, que ayuda a mejorar el sistema inmunológico y acelera el metabolismo, por lo que es recomendada para deportistas y personas con ritmos de vida activo. La carne vacuna contiene niveles altos de hierro, también zinc y magnesio que ayudan a acelerar la síntesis de proteínas y el crecimiento de los músculos y contribuir a una mejor ingesta de insulina. La carne de res es también criticada por su contenido en colesterol, triglicéridos y ácidos grasos, por lo que su inclusión en la dieta diaria debe ser moderada.

Carne de pollo

Está considerada una de las ‘carnes blancas por excelencia’, tiene altos niveles de vitaminas de complejo B (B3, B5, B6 y B12) que ayudan en la trasformación de los carbohidratos, almidones y azucares en energía. Asimismo contiene zinc y fósforo necesarias para el crecimiento, salud de la piel y el fortalecimiento de los huesos y dientes. La carne de pollo contiene grasas saturadas que ayudan a prevenir las enfermedades del corazón. La parte más recomendable para el consumo es la pechuga, porque es considerada la parte más limpia de hormonas y de cualquier otro agente que puede afectar la salud humana.

Carne de Cerdo

Este tipo de carne es una de las más variadas y sus beneficios dependerán de la parte del animal que se consuma y de la preparación que se realice. Algunas de sus partes contienen niveles de grasas saturadas, que en exceso pueden desencadenar afectaciones cardiovasculares a la salud, por lo que se recomienda no abusar de su consumo y escoger con cuidado la que se va a ingerir. El lomo y el jamón son en gran medida las más opcionadas para aprovechar los beneficios de los porcinos como el hierro, que en este tipo de carnes es más fácilmente absorbidas por el cuerpo dado su alto contenido de tiamina, pues en la carne de cerdo está en concentraciones hasta 10 veces mayores que en el resto de especies animales.

Carne de Pescado

El pescado es una de las proteínas más completas que existe, por los niveles de omegas que contiene, lo que lo hace más recomendable para pacientes que tienen enfermedades cardiovasculares o que requieren alguna dieta especial. Por nuestra situación geográfica el acceso a este tipo de carnes es más fácil que en otras. Aun así, hay que tener en cuenta algunos aspectos para adquirirlas, como condiciones de frescura del pescado, indagar sobre el origen del producto, fijarse en el color y brillo en los ojos del animal, debe tener agallas rojas claras, escamas firmes y brillantes, una textura de la carne firme al presionar, así como el olor característico de los pescados.

Carnes alternativas

Carnes como la del conejo, el cordero, chivo, iguana y otros animales exóticos como el armadillo o la guartinaja, tienen los mismos beneficios y propiedades que las demás especies animales. Su consumo depende de la cultura y región del país en la que se encuentre, y sus restricciones están más ligadas a la que hagan las autoridades públicas por motivos de riesgo para esa especie, que en las afectaciones o beneficios que pueda traer para la salud humana. Las comunidades indígenas y rurales son las que presentan un mayor nivel de ingesta de estos alimentos que en su mayoría presentan regulaciones en su consumo y comercio, por parte de autoridades estatales de fauna y flora.

Embutidos y carnes curadas

Generalmente suelen resultar de un proceso de transformación de los tipos de carne mencionados anteriormente, por lo que pueden contener algunos de sus beneficios. De todas formas se recomienda tener un consumo controlado de estas. Poseen buenas cantidades de potasio, magnesio, fósforo y zinc, pero su consumo dependerá del individuo, de si padece algún tipo de enfermedad cardíaca, respiratoria, hipertensión o retención de líquidos. Su consumo es mayor en personas jóvenes y con un estilo de vida más rápido, que requieren un menor tiempo para la preparación de alimentos.