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De contextura sencilla, con la piel arrugada por los años, usando un sombrero vueltiao y unas gafas oscuras, Pedro Romero le sacaba notas a su acordeón poco antes de presentarse en la categoría Primaveras del Ayer en el Festival Cuna de Acordeones. Es el más veterano, entre los concursantes de esta competencia, en la que todos superan los 60 años de edad.

A dos cuadras de la tarima que lleva el nombre de su hermano Escolástico; Pedro, de 86 años, recostado a una pared del Club Villanueva Mía, reconoce que ya casi no puede con el instrumento, pero se llena de vitalidad, y dice que seguirá tocando hasta que las fuerzas le alcancen y Dios se lo permita.

Es uno de los juglares de la dinastía Romero, señala que comenzó a tocar acordeón cuando apenas tenía ocho años de edad. 'Recuerdo que mi papá, Rosendo, no quería que tocara porque era muy chiquito y decía que me iba a dañar los pulmones, pero ya yo eso lo traía en la sangre, y mire todavía estoy tocando', sostuvo.

Son 78 años interpretando acordeón, y Pedro aún se conserva como una ‘escuela’ viva del vallenato tradicional, del estilo de los clásicos, destacando entre los músicos que admiraba por su forma de tocar a Alejandro Durán, Luis Enrique Martínez y Emiliano Zuleta Baquero. 'Ahora han salido nuevos músicos, hay unos buenos y otros malos, pero nosotros todavía podemos ser su ejemplo para conservar ese vallenato auténtico', dice mientras con alegría toca y canta unos versos de su inspiración, mirando hacia el firmamento.

En Villanueva fue uno de los concursantes. 'Vine a tantear para ver', dice, consciente que más que interesado por un premio, lo que quiere es sentirse vigente y entrelazar su amistad con los viejos acordeoneros del vallenato.

Un ejemplo de juventud

Carlos Bracho, también concursante en esta categoría, tiene 63 años, natural de Valledupar y fue rey aficionado en 1984. Sus canas evidencian el paso del tiempo, son más de cuatro décadas tocando acordeón, y afirma que esta modalidad en Villanueva sirve para demostrar que aún tienen capacidad y están activos en la música.

Antolín Arias, a quien llaman, el ‘eterno concursante del Festival Vallenato’, pues ya acumula 29 años participando en el certamen de Valledupar, sostuvo que aspira a llegar a los 30. También considera que 'nosotros los veteranos somos un ejemplo para la juventud, para que sigan el estilo tradicional, porque ahora le meten otros ritmos, la nueva ola, y ahí le van aumentando, más bien camino a la champeta'. Precisó que fue un orgullo para él participar en la categoría Primaveras del Ayer. 'Que Dios me dé vida y salud para seguir compitiendo con los grandes veteranos del acordeón', sostuvo este músico de 68 años de edad.

Entre los ‘viejos’ también estuvo Domisiano López, de 73 años, ‘el acordeonero campesino’. 'Mi primer acordeón lo compré tirando machete, y aquí estoy, concursando en Villanueva, tocando la música de antes'.

Este Festival, el más importante del vallenato después del Festival de la Leyenda Vallenata que se realiza cada año en Valledupar, finalizó este domingo con el homenaje a Silvestre Dangond, en el municipio de Villanueva, La Guajira.