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En el mundo musical casi que cualquier cosa puede pasar y pocas veces es lo que se espera. Y el vallenato, género tradicional y representativo de la región Caribe colombiana, considerado Patrimonio Cultural Inmaterial, no es la excepción.

Cada unión artística viene a significar una especie de matrimonio o la creación de una familia en la que es normal que se den diferencias de opiniones, una que otra discusión, cansancio, deseos de cambios y la búsqueda de nuevos horizontes que oxigenen tanto la relación laboral como la carrera musical de ambos artistas.

De ahí que los duetos que se consideraban la ‘fórmula’ perfecta terminen en separaciones prácticamente irreconciliables, variación en las parejas y nuevas alianzas, en un círculo que parece prácticamente cerrado.

Algunos veteranos del vallenato como Poncho Zuleta –quien durante una Tertulia en EL HERALDO mencionó que 'es preocupante ver cómo el vallenato se destiñe con las nuevas generaciones'– consideran que este tipo de situaciones de inestabilidad presentes en las agrupaciones se deben a la ‘nueva ola’ de cantantes como Silvestre Dangond, Peter Manjarrés, Martín Elías y Felipe Peláez, entre otros. Sin embargo, los ‘amores y desamores’ en el vallenato no son algo nuevo.

De hecho, algunos de los cantantes que más han cambiado de acordeoneros han sido aquellos con una gran trayectoria en el mercado. Tal es el caso de Jorge Oñate, quien ha tenido doce coequiperos; Diomedes Díaz, que tuvo nueve; Iván Villazón, con siete, y Poncho Zuleta, con seis.

La telaraña del género

Arrastra el mouse por los nodos para conocer el nombre de los cantantes y acordeonistas.