No todos los días una reina de verdad –de título nobiliario– llega a 90 años. No todos los días Inglaterra se congrega para festejar las nueve décadas de vida de la que ha sido la monarca con mayor número de calendarios frente al trono británico.
Isabel II, protagonista de la hazaña, como ya es habitual, ha postergado la celebración de su natalicio (fechado el 21 de abril) hasta el mes de junio, entre primavera y verano, para que el buen tiempo respalde la fiesta.
Los festejos comenzaron el viernes con una misa de acción de gracias en la catedral londinense de San Pablo, a la que Isabel asistió con uno de sus clásicos conjuntos, a juego con sombrero de Angela Kelly, esta vez amarillo pastel.
El primer ministro británico, David Cameron, además de miembros de la realeza de ese país, como los duques de Cambridge o las princesas Eugenia y Beatrice de York han acompañado a Isabel II durante el acto.
El sábado continuó la fiesta con el tradicional Trooping the Colour, una ceremonia militar que se convierte en uno de los actos más fastuosos de la familia Windsor.
La reina y el duque de Edimburgo recorrieron en una especie de carruaje los metros que separan el Palacio de Buckingham de la explanada de desfiles House Guards Parade, mientras a su paso cientos de personas los esperaban para saludarlos. 1.600 soldados, 300 a caballo, de dicha unidad, vestidos con uniforme de gala, escoltaron a Su Alteza Real.
Para esta ocasión, Isabel lució un conjunto verde lima que llamó poderosamente la atención de los medios internacionales que registraron el acto, recordando el hábito de la monarca de lucir estos tonos para resaltar y así lograr que la multitud la divise, por muy lejos que se encuentre.
El recorrido culminó en el balcón de palacio, en compañía de los miembros de la familia real, desde donde apreciaron la exhibición de la Real Fuerza Aérea británica.
Los festejos se extendieron hasta ayer, cuando se celebró un multitudinario almuerzo en honor a la longeva reina, que tuvo lugar en el Arco del Almirantazgo. Allí, la monarca que mayor edad ha alcanzado frente al trono británico leyó un discurso ante los invitados.
Más de 300 bailarines y 400 músicos acompañaron a Isabel II en el desfile que precedió dicho acto. Una caravana de autos de lujo liderada por ella y el príncipe de Edimburgo, y escoltada por la presencia de los duques de Cambridge y el príncipe Harry, anticipó el almuerzo.
Nuevamente la reina se enfundió en un traje para destacar: un conjunto fucsia, nuevamente con un sombrero a juego, la engalanaron para la ocasión.
Los invitados, que pagaron 193 euros para poder asistir al almuerzo, se vieron obligados a utilizar impermeables preparados por la organización, pues las férreas medidas de seguridad prohibían entrar en la zona con sombrillas. Se repartieron cestas individuales con refrescos y viandas y cerca de 33.000 tazas de té, según reportó la revista Hello!.