Compartir:

Sentir aquella molestia de un leve 'brinquito' intermitente, brusco e involuntario en los hombros y el pecho que no deja respirar con facilidad, mejor conocida como hipo y la cual es producida –generalmente– por la mala ingesta de bebidas y alimentos o por ansiedad, resulta ser una de las manifestaciones más comunes del cuerpo.

Llega sin previo aviso, y en ocasiones desaparece tal como ha venido. Usualmente se prolonga máximo por dos minutos, aunque en otras circunstancias puede persistir por horas, días semanas y meses, volviéndose así imposible o muy fastidioso de soportar. Sin embargo, por mucho que se alargue, su presencia continúa siendo inofensiva, al menos en la mayoría de los casos.

De acuerdo con el doctor Álvaro Ávila, el hipo o singulto –como es conocido en el ámbito de la medicina–, 'en sí no es una enfermedad, sino que es un síntoma común de muchas enfermedades', y agregó que se caracteriza por ser una alteración en la respiración o una contracción 'espasmódica, involuntaria y repetitiva del diafragma –el músculo que se encuentra en la base de los pulmones y que separa la cavidad abdominal de la cavidad torácica–', lo cual provoca una inspiración abrupta del aire, seguida de un cierre rápido de las cuerdas vocales, lo cual produce el característico sonido.

El diafragma, órgano primordial para el funcionamiento del sistema respiratorio del cuerpo humano, casi siempre funciona de forma correcta: desciende cuando se inhala para ayudar a llevar el oxígeno a los pulmones y sube cuando se exhala para poder expulsar el aire de ellos. Pero este a veces se irrita, alterando el mecanismo y subiendo de manera brusca. Cuando esta respiración irregular llega a la laringe– órgano tubular situada en la parte anterior del cuello o la garganta–, se produce el hipo.

Ávila también explicó que esta afección 'es causada por la inflamación del diafragma', ocasionada por comer en exceso o muy rápido, abusar de las bebidas alcohólicas, alteraciones en el estómago, estados de nerviosismo, excitación y ansiedad, consumir alimentos muy picantes o condimentados, y padecer de cualquier enfermedad que irrite los nervios que controlan el diafragma.

Mitos acerca de cómo tratar el hipo

Deiffam Mary Sandoval, de 68 años, madre de tres hijos y abuela de 15 nietos cuenta que, cuando tuvo su primer hijo –hace ya más de 40 años–, su suegra siempre le daba los más extraños consejos para tratar algunos de los malestares de su recién nacido.

'El remedio contra el hipo al que mi suegra le tenía más fe era el de la pelotica de hilo mojado en la frente, pero yo nunca creí en eso, porque para completar el asunto te lo ponían ‘empachado’ de saliva', manifiesta Sandoval, quien, aunque incrédula, probó un par de métodos propuestos por la madre de su esposo.

'Otro que me recomendó fue el de ‘pegar’ un susto. Este sí me pareció un poco peligroso, ¿qué tal que la persona sufriera del corazón?', asegura la mujer criada en el municipio de Soledad, Atlántico, quien además agrega que tras haber vivido toda su vida en aquel lugar, un 'pueblo grande’', como ella le llama, son muchas las historias y 'antídotos' que giran en torno al hipo y que supuestamente son efectivos para tratarlo, entre los cuales se encuentran: beber siete tragos de agua, aguantar la respiración lo más que se pueda, comerse una cucharada de azúcar y cruzar un par de dedos de ambas manos.

Desmintiendo los mitos

A pesar de que hay cantidad de estudios al respecto, los científicos no han podido llegar a una conclusión sobre cuál es la mejor manera de acabar con el hipo, debido a que no todos los métodos funcionan igual en todas las personas.

Ávila, médico con más de 30 años de experiencia, afirma que lo más recomendable para tratar los casos de hipo leve podrían ser el contener la respiración durante un tiempo; respirar profundo, lento y repetitivamente, y tomar un vaso de agua. Sin embargo, 'para casos de hipo grave y prolongado, derivados de enfermedades como el cáncer pulmonar, se necesitan tratamientos más severos', los cuales deben ser prescritos por un especialista.

Mitos y verdades

Algunos médicos recomiendan aguantar la respiración o inhalar y exhalar lentamente por un breve período de tiempo con el fin de detener el hipo.

Los científicos han descartado rotundamente el chupar o colocar hilo húmedo en la frente como una solución razonable para tratar el hipo.

Comer una cucharada de azúcar tampoco ha sido demostrado científicamente como un tratamiento eficaz contra el singulto.

Algunos médicos sugieren beber un poco de agua para calmar la irritación en el diafragma y así detener la alteración respiratoria.

Charles Osborne: el hipo más largo

El récord del mayor ataque de hipo de la historia lo posee Charles Osborne, nacido Iowa, Estados Unidos, quien tuvo hipo durante 68 años, desde 1922 hasta 1990. Se trata de un caso muy aislado, conocido como hipo persistente o refractario, el cual solo afecta a una persona de cada 100.000. Osborne aparece en el Guinness World Records como el hombre con el mayor ataque de hipo de la historia, lo que además le significó ser invitado en programas como ‘Ripley, ¡aunque usted no lo crea!’, en 1936; ‘¡Esto es increíble!’, en 1980, de la compañía ABC; y en ‘El show de esta noche’ con Johnny Carson, en 1983.

Se dice que a lo largo de su vida tuvo 20 hipos por minuto. Este se detuvo cuando el estadounidense tenía 97 años, edad a la que falleció.