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La cocina en Barranquilla, a través de los años, se ha caracterizado por tener una esencia única en sabor, producto de la fusión de las diferentes culturas que han pasado por las calles de ‘La Arenosa’. En sus platos se ven reflejados el colorido que caracteriza a la ciudad, preparados con la alegría típica de su gente.

La influencia de las culturas extranjeras y el toque caribeño han contribuido a la diversidad gastronómica que se ha trasmitido a diferentes generaciones con el pasar de los años.

Esta fusión cultural tuvo sus inicios a finales del siglo XIX y comienzo del siglo XX. Momento en el que a la ciudad comenzaron a arribar distintos inmigrantes entre los que se encontraban alemanes, italianos, franceses, británicos, estadounidenses, judíos, palestinos, sirios, libaneses y chinos, entre otros.

Cada una de estas culturas dejaría un aporte para el desarrollo de la gastronomía local, pero serían los chinos quienes se destacarían al aportar la sazón de la comida oriental y las hortalizas que sembraron en Barranquilla.

El menú del barranquillero

El arroz de payaso, arroz de coco, arroz de frijol de cabeza negra, las populares chicharronadas, el sancocho de guandú con carne salada, sancocho de mondongo y hasta la sopa de ojo, son algunos de los platillos predilectos que se pueden degustar en la ciudad.

Desde su hogar en el Barrio Abajo, Josefina Cassiani habla con autoridad a la hora de definir la importancia de las influencias extranjeras en los origines de la gastronomía local.

'Barranquilla es una ciudad que abrió las puertas a toda esta fusión gastronómica mezclada con los productos locales, que se dio primero con la llegada españoles y después con los inmigrantes y comunidades afro', dijo.

Josefina, quien mantiene la tradición de la cocina local, ha sido reconocida en diferentes oportunidades por su famoso sancocho de guandú.

'Entre los platos típicos de Barranquilla tenemos el sancocho de guandú, el arroz de lisa y el salpicón de bagre, que por lo general se prepara en Semana Santa, pero es un plato típico de aquí. En sí, los sancochos son los que prevalecen, lo encontramos en las reuniones sociales y familiares y son ideales para el desenguayabe', afirma Josefina.

¿Cómo se refresca el barranquillero?

Un vaso de ‘guarapo’ o un ‘patillazo’ es la mejor manera de refrescarse en las calles de Barranquilla cuando el sol alcanza su máximo esplendor.

Pero también existe otra forma de refrescarse en ‘La Arenosa’: con la ayuda del típico boli de fruta. Este congelado es una de las cosas más representativas con la que crece un barranquillero en diferentes barrios.

Este producto que se vende en bolsas plásticas transparentes que pueden medir entre 10 y 15 centímetros, se puede encontrar en diferentes sabores, pero sin duda se destacan los de corozo, galleta, limón y kola con leche.

Otro producto que hace parte de este vasto legado culinario son los tradicionales fritos. Es fácil encontrar en las esquinas de los barrios populares de la ciudad este tipo de negocios.

Las empanadas, arepas de huevo, carimañolas, buñuelos de frijol y las papas rellenas hacen parte de la particular dieta del barranquillero, algo que los representa mucho, según Elena Blanco, quien se dedica hace 5 años a la venta de fritos en el barrio El Silencio.

'A cualquier hora cae bien comerse un frito. Por las noches es cuando más se logran vender empanadas de queso y arepas de huevo. El barranquillero siempre está buscando comerse un buen frito que sea crocante y delicioso', afirma la vendedora.

En el marco de la celebración de los 203 años de Barranquilla es importante resaltar el valor que tiene la comida local. Esta, además de ser un elemento clave a la hora de generar trabajo formal e informal, ayuda a preservar esa memoria gastronómica que ha contribuido al desarrollo de la ciudad.

¿Cuál es tu plato ‘quillero’ favorito?