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Con puestas en escena con diferente forma pero mismo fondo, la última jornada de Plataforma K, vivida el viernes, fue testigo de las propuestas resort de dos barranquilleras: Érika Quizena y Daniella Batlle.

Dos propuestas que, aunque bastante distantes en cuanto a concepto, invitaron a las mujeres amantes de la moda a vestir con sofisticación durante una velada a la orilla del mar.

Las texturas en chantilly, ciberlinas y sedas se transportaron hasta el Salón Jumbo del Country Club para que fuera posible el Sueño de una noche de verano de la diseñadora barranquillera Érika Quizena, quien tomó la fantasía inspiradora del clásico de William Shakespeare –del que tomó el nombre para su colección– para crear sus piezas.

La creadora le apostó a las largas siluetas semiajustadas. Plasmando la imagen de una mujer aventurera que disfruta de viajes por paisajes tropicales, Quizena elaboró vestidos en telas estampadas y, aunque sin seguir la misma línea, también los bordados elaborados a mano y lentejuelas y canutillos, que lograron capturar el brillo de las estrellas y del reflejo en el mar, que encaminaron esta colección hacia el universo femenino más glamoroso.

‘La mar’. Una historia marinera, con una decena de actores recreando una historia cantada a ritmo de O sole mio, fue la que abrió la pasarela de Daniella Batlle, quien fue fiel a sus estampados y largos vestidos fluidos, así como a los hombros acentuados con boleros.

Los clásicos enterizos en licra de la firma, complementados con faldas en mallas y blusas en chifón, se dejaron ver en la propuesta más diversa que hasta ahora ha presentado Batlle, llena de detalles de orfebrería en forma de figuras marinas como langostas, cangrejos, estrellas de mar y timoneles de barco, prendidos a las piezas de la colección.

Carteras anidadas a cinturones y zapatos en cuero de tacón grueso, también con aderezos de orfebrería, fueron los complementos de Le Mar –como se llamó la colección–, que le agregó finamente canutillos y lentejuelas a sus prendas.

Pantalones palazzo y caderas acentuadas completaron una de las pasarelas más aplaudidas de Plataforma K, pintada de tonos como el azul royal, fucsia, amarillo, rojo y naranja, convertida en un sueño náutico.