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Las 'geografías sentimentales' de su infancia las trazó Daniel Mordzinski, el año anterior, con la Kodak Fiesta con la que debutó en el mundo de la fotografía, cuando su madre se la regaló siendo un niño. Con este aparato, el que puso en manos de su padre en edad senil, su primogénito volvió a decirle –luego de muchos años–: 'hola, Daniel'.

Las cargas nostálgicas del retratista argentino no solo están desperdigadas en los recuerdos que aparecen –como imágenes– anidados a esa Kodak Fiesta. Hay un impulso sentimental en cada ‘disparo’ de la cámara digital que carga ahora, cada vez que tiene frente a sí a un escritor y logra sacarlo de su zona de confort, para acercarlo, a través de sus 'fotinskis', su versión de 'foto divertida'.

Mordzinski compartió las sensaciones que surgen de su trabajo –antes, durante y después– en una proyección de imágenes que conformó la charla ‘Re/tratar la escritura: escritores en el objetivo de Daniel Mordzinski’, una de las más concurridas de la primera jornada de Cátedra Europa, evento que se lleva a cabo en la Universidad del Norte hasta el próximo 18 de marzo.

Durante la conferencia, el argentino contó cómo empezó en ese mundo que une a la fotografía y a la literatura, inspirado en un par de coterráneos suyos: Jorge Luis Borges y, sobre todo, Julio Cortázar.

Mordzinski, venido de 'una república invisible en la que todos soñábamos con París', su natal Buenos Aires, hizo de la capital francesa –con todo el romanticismo literario y ensoñador de la Ciudad Luz– su refugio a los 18 años. Allí hizo su primera exposición, de la que fue padrino el mismo Cortázar, al invitarlo luego de dejarle un mensaje en su contestadora automática.

'La persona que más me incitó a irme a París y a interesarme por la literatura fue Cortázar', reveló el fotógrafo, quien, luego de esa muestra inicial (aún conserva su retrato de aquel día con el autor de Rayuela) tuvo la oportunidad de retratarlo varias veces. 'Fue mi amigo'.

Gabo y Vargas Llosa. En enero de 2010, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa citaron, casi a la misma hora, en Cartagena, a Mordzinski, luego de que este les solicitara, por separado, fotografiarlos a cada uno.

El argentino debió ingeniárselas para cuadrar horarios sin trastocarse y, así, lograr el objetivo de retratar a 'tal vez los dos grandes titanes de la literatura latinoamericana'.

Con Vargas Llosa en la cama de un hotel, junto a una vela encendida, como solía leer el peruano a escondidas cuando era niño y su madre lo mandaba a apagar la luz; con Gabo en otra cama, en la mismísima que el cataquero compartía con su esposa Mercedes Barcha en Cartagena, Mordzinski logró varias de las imágenes con mayor valor, no solo literario, sino sentimental.

Al final, el argentino, quien trabaja para el diario español El País y es el fotógrafo oficial de los Hay Festival, respondió las preguntas del público, firmó autógrafos y se sacó fotos con los estudiantes que lo abordaron para quedarse con su propia ‘fotinski’.

Genealogía de la novela detectivesca. Ayer, mientras Mordzinski contaba sus aventuras, otra conferencia tenía lugar en el marco de Cátedra Europa. La charla estuvo a cargo de la docente de Español y Literatura María Alejandra Arias y de la profesional en Estudios Literarios –ahora radicada en Madrid– Marjorie Eljach, quienes hicieron un repaso por la creación de la novela policial y la incursión de la novela negra en el mundo literario.

Eljach explicó cómo la I Guerra Mundial, la Gran Depresión de 1929, la creación de las mafias y la corrupción influyeron en ese proceso de transformación o de adaptación de la novela policial a la literatura negra. En este último género, a diferencia del policíaco, no existen los finales felices; el detective no es un refinado ni letrado Sherlock Holmes, sino más bien un personaje rudo, 'mal hablado', sin decoro y que es regido por sus propias normas.

'En la novela negra el bueno no siempre es tan bueno, y el malo tampoco es tan malo', afirmó la experta. 'La historia se desarrolla en los barrios bajos de la ciudad y lo más importante es mostrar la realidad inescrupulosa de la sociedad, no la resolución del misterio', añadió.

EL HERALDO cuenta los hitos de uninorte con una exposición

La Dirección de Comunicaciones y Relaciones Públicas de la Universidad del Norte y el diario EL HERALDO presentan, en el marco de la celebración de los 50 años de la institución académica, una selección de las noticias más importantes del alma máter registradas por este diario a lo largo de estas cinco décadas.

Desde el momento en que se anunció la creación de la universidad hasta la apertura del Túnel de la Ciencia, la exposición itinerante más importante del mundo en su estilo, que la semana pasada abrió las puertas en Barranquilla en el marco del cumpleaños de Uninorte, se pueden apreciar en las reproducciones, que se encuentran exhibidas en el segundo piso del Edificio de Posgrados.

La celebración central de los 50 años se llevará a cabo hoy, a las 5:30 p.m., en la Plazoleta Álvaro Jaramillo Vengoechea de la universidad. Mañana, el director de EL HERALDO, Marco Schwartz, junto al editor jefe, Iván Bernal, presentarán la exposición a los estudiantes y a todas las personas que se acerquen a apreciar la muestra conmemorativa.

Un alma gótica en la soledad del cementerio

Buscando la playa, apareció el cementerio. Daniel Mordzinski viajaba junto a Marjorie Eljach buscando el mar como locación, pero en el camino se les descubrió Jardines del Recuerdo, el lugar perfecto para que la barranquillera, creadora de la Semana Gótica de Madrid, posara toda de negro entre los que ya no están. Fue fácil, dice ella, a quien ya le han tomado fotos, una y otra vez, por cuenta de narrar las genealogías que se desprenden de la novela negra a cada lugar del mundo donde la invitan.

Un tronco caído como cama y una estatua tenebrosa al fondo enmarcan este retrato de Daniel Mordzinski. Otro de los que deja Barranquilla mientras la recorre, con una cámara en la mano.