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Expectativa. Esa fue la sensación que reinó durante la presentación de Noel Gallagher durante la segunda noche del Estéreo Picnic, en la cual el exintegrante de la agrupación británica Oasis–una de las bandas más significativas que vio nacer la década de los 90 en el rock– y hoy cantante y guitarrista de su proyecto High Flying Birds, hizo vibrar a los miles de asistentes con un repertorio que incluyó clásicos, y sus temas más recientes.

Este sentimiento era palpable en la eléctrica atmósfera, ya que sus fanáticos esperaban–canción tras canción–que Gallagher interpretara los temas que, junto a su hermano Liam, se convirtieron en himnos de una generación. Y si bien entregó algunos de estos, que hizo célebre la voz de su hermano, el público quedó con ganas de escuchar otros con su sello, como The masterplan o The Importance of being idle.

Everybody is on the Run, If I Had a Gun y The Heat of The Moment fueron algunas de sus nuevas canciones mejor recibidas. Entre ellas destacó la movida What a Life!, que vio a un Gallagher más cercano al dance y recordó sus colaboraciones con The Chemical Brothers.

Champagne supernova fue el primer éxito de Oasis que Gallagher interpretó, lo que constituyó uno de los puntos más altos del concierto. Realizó una rendición en gran parte acústica de la psicodélica canción, que le permitió acercarse al público.

El clímax de la noche llegó cuando Gallagher –que subió a la tarima alrededor de las 10 de la noche, en medio de la lluvia que por estos días se ha tomado a Bogotá– interpretó la icónica Wonderwall, momento en el que la multitud se agolpó y coreó a ‘grito herido’. El sonido de las voces fue tan fuerte que eclipsó incluso la música de la banda.

Al cierre no podía faltar Don’t look back in anger. El público unió de nuevo sus voces y Gallagher se retiró del micrófono para dejarlos llevar el coro. La multitud parecía impermeable al intenso frío que se tomó la noche capitalina. 'Tuvieron que pasar 25 años para que viniera a este maravilloso país y espero que no tengan que pasar otros 25 más para que regrese', fue la frase con la que se despidió Gallagher, quien también probó que con su banda High Flying Birds tiene mucho que ofrecer.

Juan Sebastian Cuellar

Florence and the machine. La última banda en ocupar la tarima de la segunda noche fue Florence and The Machine, también de Inglaterra. Hacia la medianoche se subieron al escenario, en el que con su característica descarga de energía ofrecieron un show que dejó fascinado al público.

Su estilo único que mezcla folk rock, indie y arreglos barrocos cautivaron a los oyentes. La puesta en escena, el vestuario y la presencia en tarima embelesaron a los asistentes que seguían uno a uno los cadenciosos movimientos de su vocalista Florence Welch, quien bailaba descalza por toda la tarima.