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El Festival Internacional de Cine de Berlín entregó su Oso de Oro a Fuocoammare, filme del italiano Gianfranco Rosi, que cuenta el drama de los refugiados que día a día arriesgan su vida por llegar a la isla de Lampedusa. Con esto, el encuentro cinematográfico cumple su promesa de respaldar el cine político.

La tragedia de un Mediterráneo convertido en una inmensa tumba, además de obtener la máxima distinción del evento, ganó varios premios de los jurados independientes de Amnistía Internacional y el de los lectores del diario Berliner Morgenpost, entre otros.

Death in Sarajevo, de Danis Tanovic, que habla sobre las heridas abiertas en esa parte de Europa, obtuvo el Premio Especial del jurado, mientras que la tunecina Hedi logró el de la Mejor Ópera Prima y el Oso de Plata a su protagonista, Majd Mastoura. El cineasta Tanovic, además de ganar el premio Especial del Jurado, obtuvo el de Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica.

El jurado, presidido por la actriz Meryl Streep, se ciñó así a las reglas del juego de la Berlinale, cuya selección de 18 aspirantes estuvo consagrada a diseñar un mapa geopolítico de los conflictos del presente y sus raíces.

La Plata a Mejor Actriz fue para la danesa Trine Dyrholm por The Commune, una nostálgica visión de la utopía libertaria de los setenta. El Oso de Plata también fue dado a la directora de L’avenir, Mia Hansen Love. Y, el Premio Alfred Bauer, en memoria del fundador del festival, fue para la filipina A Lullaby to the Sorrowful Mystery. Este galardón reconoce el coraje cinematográfico de este filme, que fue el más extenso de la historia de la competición en Berlín, con ocho horas de duración.

Esta edición número 66 de la Berlinale tuvo como tema principal la crisis migratoria, dentro y fuera de Alemania.