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Una bandera ondeaba a lo lejos en medio del caluroso sol que iluminaba el cumbiódromo de la Vía 40. A la 1:20 de la tarde, el ruido de las sirenas empezó a anunciar que el desfile ya venía y que la fiesta, la alegría, el folclor y, sobre todo, la tradición, serían amos y señores de las almas que ansiosas esperaban a lado y lado de la calle para saludar a los danzantes.

Desde su inicio el baile en la Vía 40 no se detuvo. Atrás quedaron los grandes baches y el reducido espacio que empañó en otros años el evento. La de ayer fue una Gran Parada de Tradición en la que el orden y la energía de las 159 comparsas, cumbiambas y disfraces dejaron claro por qué nuestro Carnaval es patrimonio inmaterial de la humanidad.

Los baches estuvieron en el público, que dejó algunas zonas de palcos sin llenar, y los pocos colados que lograron saltar la vayas fueron los niños que al paso de la reina Marcela García Caballero, hora y media después de haber comenzado el desfile, buscaban ansiosos su foto con la soberana.

Marcela, quien repartió besos y flores al público, recibió en medio del jolgorio un particular saludo, el de su santidad el papa Francisco, encarnado por Mario Tarud, que no perdió la oportunidad de estamparle una bendición en la frente.

'Paloteo está en la calle, vamo a amanecé, amanezca o no amanezca, que le importa a usted', cantaban los integrantes de Paloteo Mixto, quienes con el golpetear de sus palos calentaron los motores para lo que venía, la entrada triunfal de su majestad la cumbia, que al grito de 'que vive y que goza, que viva la arenosa', puso a bailar al público al compás de los tambores.

La cumbia fue ama y señora de la Gran Parada de Tradición con las 51 cumbiambas que danzaron en la Vía 40, más que cualquier otra expresión cultural.

'¡Aquí manda la cumbia, carajo!', exclamó un miembro de una cumbiamba al defender la música tradicional.

Sin embargo, hubo espacio para todo, desde la frase para enmarcar de ‘Paragüita’, líder de Las Marimondas de Barrio Abajo, que a la pregunta de: ¿Gran Parada o Batalla de Flores, con cuál te quedas? respondió entre risas: 'Con ambas cuadro, (...) y con lo que falta mi llave'.

Hasta un niño caporal del Garabato Nueva Generación de Galapa, a quien no le importó ni su estatura o corta edad para enfrentarse en un combate contra una muerte adulta, del cual salió airoso ante el júbilo de sus acompañantes. 'Carnavalero desde chiquito', le decían del público.

La diversidad también dijo presente con expresiones culturales y artísticas provenientes de distintas partes del Caribe. En total fueron 17 danzas foráneas, aunque solo dos provenían de municipios por fuera de la Costa.

Tal es el caso de la Escuela de Danza Yemayá, que lleva 15 años representando la cultura de Antioquia en el Carnaval.

Los congos, garabatos, mapalés y son de negro, completaron el universo danzas tradicionales que desfilaron por el cumbiódromo, en uno de esos días que permiten entender la magia del Carnaval.

El vestido de Marcela

La reina del Carnaval, Marcela García Caballero, decidió romper nuevamente el molde y desfilar por el cumbiódromo rindiéndole homenaje, nada más y nada menos que a su madre, Mireya Caballero, reina del Carnaval de 1982. Su vestido con plumas y apliques de pedrería, inspirados en la flor de coral, renovó el vestido tradicional que lució su madre cuando fue soberana. 'Igualito al de mi mamá', le decía Marcela a la gente que desde los palcos le ‘piropeaban’ el traje, que no dejó de mover al ritmo de la cumbia.

Rey Momo de Farota

Con un espejo en la mano, Lisandro Polo terminaba de darle los últimos toques a su atuendo, esos que lo identificaban como una Farota de Talaigua. Terminó de esparcirse el labial en la boca y lanzó un beso coqueto que su reflejo le devolvió.

El rey Momo 2016 afirmó que es la única ocasión en la que se ha pintado los labios pero que lo hizo por dos razones importantes: primero para homenajear a la danza guerrera de la Depresión Momposina, que lleva 34 años ininterrumpidos presentándose en el carnaval; el otro motivo era llevar un mensaje en contra del maltrato a la mujer.

'Me visto como mujer para hacer un llamado para que las mujeres dejen de ser víctimas de la violencia, de cualquier clase. Además porque es un reconocimiento a Etelvina Dávila (antigua directora de las Farotas), que fue una gran mujer', explicó el monarca de la fiesta y terminó de arreglarse la falda y de acomodarse la gola.

A las 2:05 de la tarde de ayer, el Momo salió a la Gran Parada de Tradición en compañía de 23 hombres y un niño, oriundos de Talaigua (Bolívar) para interpretar la danza guerrera de sus antepasados indígenas.

Polo iba vestido con unas abarcas tres puntá, un pollerín blanco, una falda negra con flores rojas y amarillas; una gola dorada y un sombrero rojo con lentejuelas.

Durante el desfile por el cumbiódromo de la Vía 40, el reconocido folclorista interactuaba con el grupo liderado por el ‘Mama’ Manuel Matute, y se acercaba a los palcos y las sillas para animar a los asistentes.

El público gritaba al grupo de músicos que animaba la danza y aprovechaba para tomarse fotos con el rey Momo, quien haciendo alarde de su picardía repartió besos a las mujeres, escudándose en su disfraz de Farota.

Sobre las cuatro de la tarde el grupo llegó hasta el puente de La María, donde finalizó el recorrido con un rey Momo algo cansado y con un grupo de Farotas animadas para pelear por un Congo de Oro.