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Una figura femenina de cerámica, que no supera los 6.4 cm de alto, es una de las piezas más curiosas halladas junto a más de 3 mil fragmentos prehispánicos, que dan pistas sobre los primeros pobladores de lo que es hoy el departamento del Atlántico. El descubrimiento de esta ‘mina’ arqueológica se dio en un terreno donde se realizan obras civiles, ubicado en la vía a Puerto Colombia.

'El área es de alto potencial arqueológico. Es un sitio de habitación que tiene más o menos cuatro hectáreas en su dimensión', explica Juliana Campuzano, directora del proyecto arqueológico. Campuzano aclara que, en esta fase inicial, aún no se ha precisado la fecha a la que corresponden las piezas encontradas.

'Tenemos inventariados más de tres mil fragmentos. Hemos encontrados objetos completos como vasijas, también muñequitas o figurillas de mujeres en embarazo', afirma y añade que 'Casi siempre estas representaciones de mujeres en estado de gestación están relacionadas a temas de fertilidad y de agricultura'.

La investigadora señala que estas curiosas figuras hacen parte de lo que se identificó, en los inicios de la arqueología en Barranquilla, como parte de la tradición de los indígenas Malambo. Es así como estos hallazgos se conectan a los encontrados en Malambo, Tubará, en Barrio Abajo, entre otros sitios de la geografía del Atlántico.

Arqueología urbana.  Antes que estas pequeñas figuras de barro le dieran otra vez la cara al mundo, se encontraban bajo tierra, en plena zona de obreros y constructores que preparaban lo que será el complejo urbanístico Milla de oro.

Nairon Barrios, presidente de la constructora Corfiamérica, declara que al iniciar las obras no tenían entre sus planes ‘desenterrar’ pedazos de la historia ancestral del departamento. Cuenta que las cerámicas fueron surgiendo, al principio, de forma esporádica y pasaron desapercibidas hasta que fue evidente la existencia del yacimiento arqueológico e iniciaron el protocolo que exige la ley.

En julio se hicieron los primeros contactos con la Universidad del Norte, que a través del equipo humano y técnico de Mapuka –Museo Arqueológico de los Pueblos Karib– obtuvo la licencia de prospección arqueológica por parte del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICAHN).  

A partir de entonces entraron en escena los arqueólogos y sus protocolos, en los que ejecutan una prospección superficial, con la que recogen el material y realizan perfiles de las piezas expuestas. También realizaron perforaciones de 50 por 50 centímetros para identificar el potencial arqueológico en distintas zonas.

'Al principio todo ese proceso asusta un poco, pero después el tema arqueológico se vuelve interesante. Un valor agregado porque el proyecto que vamos a construir va a tener un componente histórico', comenta Barros.

El proceso de arqueología preventiva también se convirtió en un escenario que involucró a estudiantes de distintas carreras en las actividades de recolección superficial y clasificación del material recuperado. Estos primeros contactos con el patrimonio arqueológico se realizó bajo la supervisión de los arqueólogos Liliana Buitrago,Laura Mendez y Victor Perez.   

Beatriz Rincón, investigadora del ICANH, señala que la ley establece una protección y protocolo de arqueología preventiva en la obras civiles porque el territorio colombiano posee un acervo rico y diverso de vestigios materiales de asentamientos y actividades humanas desarrolladas desde hace más de 15 mil años de antigüedad.

'Todos estos vestigios constituyen a menudo testimonios únicos y fundamentales para investigar, comprender y valorar los procesos y prácticas sociales que han constituido lo que es hoy la nación colombiana', afirma la investigadora.

Ley 397 de 1997

'Los proyectos de construcción de redes de transporte de hidrocarburos, embalses, infraestructura vial, así como en los demás obras que requieran licencia ambiental [..] como requisito previo a su otorgamiento deberán elaborar un programa de arqueología preventiva [...] sin cuya aprobación no podrá adelantarse la obra'.