La arqueología subacuática no es una actividad muy popular en Colombia, sin embargo hechos noticiosos como la relocalización del legendario galeón San José –y su tesoro que ronda los US$1.500 millones– ponen en primera plana los resultados de una actividad que desempeña un número reducido de especialistas en el país, entre ellos Ernesto Montenegro, actual director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH).
Montenegro habló con EL HERALDO sobre los procesos que adelanta el ICANH en esta materia y sobre la polémica Ley de patrimonio sumergido que autoriza la intervención de entidades privadas en la localización de naufragios.
Con el anuncio sobre el yacimiento del galeón San José, es noticia nacional un tema de arqueología subacuática. ¿Considera que este hecho va a potenciar los proyectos de este tipo en el país?
Sí, posicionaremos cada vez más el tema del patrimonio subacuático en el país, porque requiere de grandes medios, y es importante en el desarrollo de la investigación histórica. El proceso del galeón ha tomado varios meses, en los que hemos trabajando con un equipo de personas especializadas en distintos campos del conocimiento, para que el resultado fuera posible.
¿Cómo ve el proceso de las demandas internacionales que buscan adjudicarse los derechos sobre el tesoro del galeón San José?
Es cierto que hay unas cuestiones jurídicas que deberán ser abordadas cada una de manera independiente. Sobre todo ha habido mucha especulación. Hay intereses de distintos tipos, muchos de ellos fundados en la especulación. Nosotros, de la mano del Ministerio de Cultura, trabajaremos en responder de manera adecuada a cada uno de los procesos.
¿Por qué es importante desarrollar estos estudios en Colombia?
La arqueología subacuática hace parte de un campo de discusión académica que es mucho más amplio que lo arqueológico en sí mismo. Es la apropiación, por parte de la sociedad colombiana, de los espacios marítimos, lacustres y fluviales. Colombia es un espacio compuesto por tierra y agua; este conjunto ha sido el escenario del desarrollo de los procesos sociales que se han dado y que nos permiten denominarnos como colombianos. Los arqueólogos aportamos a la reflexión sobre la soberanía que tenemos en las aguas, porque tenemos unas raíces históricas que también son acuáticas. Cuando hacemos arqueología subacuática ponemos de manifiesto la existencia de esos espacios que hasta ahora, en Colombia, no habían sido considerados como parte de la historia que estamos poniendo de relieve.
¿Qué proyectos está implementando desde el ICANH para fortalecer el capital humano y tecnológico del país, enfocado en el estudio del patrimonio sumergido?
Esta es una preocupación mayor de Mincultura y del ICANH. El escenario en que se discutió fue en la Comisión Colombiana del Océano, que reunió distintos entes estatales y universidades públicas y privadas colombianas para diseñar estrategias y formar ese recurso humano, necesario para participar en trabajos de investigación de patrimonio cultural sumergido. Este año desarrollamos la primera escuela ICANH de arqueología subacuática y cada año esperamos continuar con esta escuela. La investigación que actualmente realizamos en Bocachica, Cartagena, será uno de los escenarios para motivar y formar recursos humanos del país.
La ley 1675 del 30 de julio de 2013 plantea unas condiciones que incentivan la integración de entidades privadas a la exploración de patrimonio sumergido desde una perspectiva económica. ¿Esta precisión pone en peligro la protección del patrimonio y la generación de conocimiento desde la arqueología subacuática?
El patrimonio está en riesgo, principalmente por su desconocimiento. La ley es consciente de la necesidad de canalizar recursos para poder desarrollar la investigación subacuática. Esta investigación no es igual en todos los casos. En algún tipo de yacimientos los recursos necesarios, tanto financieros como tecnológicos, pueden estar al alcance de las instituciones nacionales. Pero hay otros casos en donde la inversión y los recursos tecnológicos son de tal magnitud que es necesario reunir un concurso de intereses para que se pueda desarrollar. Esta ley identificó una línea y ha estado trabajando en la posibilidad de canalizar recursos económicos para que se puede hacer la investigación subacuática en las magnitudes que tiene. Colombia es un país con enormes mares, tenemos espacios de 5 mil metros de profundidad y la investigación arqueológica debe ser capaz de llegar a esta profundidad. Esto implica unos enormes recursos tecnológicos, académicos y humanos, por eso se ha encontrado la vía de motivar a inversionistas privados para que puedan apoyar la investigación. Colombia no ha incorporado la idea de que 900 mil kilómetros cuadrados hacen parte de su territorio, por supuesto lo que está en toda esa zona está en peligro.
Gobiernos de España y Colombia buscarán una solución diplomática sobre el caso del galeón San José.