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Rigoberto Restán Doval, coordinador de la Sociedad de Autores y Compositores (Sayco) en Córdoba, manifestó su alegría con la decisión de la Unesco de incluir el vallenato en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial y resaltó que ello aporta además a que se perduren los ritmos tradicionales sabaneros como el chandé, el paseo rápido, el paseaito, incluso la cumbia y el porro cantao e instrumental.

Restán dijo que Córdoba debe celebrar 'porque fue la zona que escogieron varios juglares para vivir, como Alejo Durán, Enrique Díaz y Calixto Ochoa, debido a que la Sabana tiene la atracción de la variedad musical que quizás no la hay en otra región, y que obviamente es más rica musicalmente'.

Insistió en que la combinación del vallenato con instrumentos de las bandas sabaneras, como lo utiliza la llamada nueva ola, no es nuevo, debido a que se trata de una figura musical que ya había implementado Alfredo Gutiérrez, 'quien tuvo su nueva ola en su época, tal como lo hizo Aniceto Molina y Los Corraleros de Majagual'.

Rafael Galarcio, monteriano y corista vallenato con más de dos décadas de carrera, manifestó sentirse contento de 'que la Unesco haya tenido en cuenta a este género tan hermoso como es el vallenato, que arrasa con todo en Colombia y el mundo. Gracias al vallenato hemos conocido el universo, llevando precisamente esta música, apetecida en todos los rincones'.

A su turno, Remberto Martínez Suárez, investigador cultural, músico y compositor, natural de Sahagún, a quien además en Córdoba llaman ‘el Sabanero mayor’, aplaude la decisión de la Unesco por el espacio que necesita el vallenato tradicional para que se le respete como tal.

'Es también gratificante para la música sabanera que es del Caribe Colombiano. Daniel Samper dijo una vez en un artículo de prensa que el vallenato estaba moribundo y que si lo querían salvar debían recurrir a la música de acordeón de la Sabana, y eso es lo que han hecho los comerciantes del vallenato y los artistas, que se han nutrido de lo que tenemos', puntualizó Martínez.