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Desde el año pasado en las playas de Puerto Velero, bañistas y pescadores se percataron de ciertas plantas marinas que interrumpían su paso hacia las frescas aguas, donde además se practican diferentes deportes náuticos. Estos indicios hicieron que un equipo investigador de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, CRA, iniciara un estudio para determinar qué fenómeno se estaba presentando en esta ensenada.

Ahora, la entidad ambiental ratifica por medio de un informe que efectivamente en la zona, a unos 30 minutos de Barranquilla, se han formado parches de pastos marinos con una cobertura cercana a un 5% del total del área de toda la ensenada, lo que califica como un 'importante hallazgo' en esta área marina del departamento del Atlántico.

Lo importante de este descubrimiento es que, hasta el momento, no había registros de estos ecosistemas marinos en el caribe atlanticense.

'Encontramos en nuestras costas una riqueza de fanerógamas, es decir, plantas marinas que producen flores', explica a EL HERALDO el biólogo Efraín Leal Puccini, quien pertenece al equipo de Investigadores Marinos de la CRA, acompañado de Víctor Pinzón Ochoa, Óscar Guzmán y Alberto Rodríguez.

La guía de los pastos marinos tropicales del Atlántico oeste, publicada por la Universidad Nacional de México, informa que, a diferencia de las algas, estos prados tienen hojas, tallos, raíces, flores, frutos y semillas, y detalla que existen, aproximadamente, 60 especies de pastos marinos en el mundo.

El Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Colombia, Invemar, en su documento Protocolo indicador: Condición tendencia praderas de pastos marinos, muestra que actualmente 10 especies se encuentran en riesgo de extinción y 3 en peligro crítico. También enseña que en el Gran Caribe se han registrado nueve especies de pastos marinos, de los cuales seis están representados en el Caribe colombiano. La Thalassia testudinum forma las praderas más representativas y comunes en el litoral costero.

Esta especie es una de las que ha colonizado la ensenada de Puerto Velero, conjuntamente con Halophila y Halodule. El biólogo Leal afirma que las semillas iniciales pudieron haber llegado de los departamentos de Magdalena y Bolívar. 'Estos pastos marinos se pueden comparar con las verdes praderas que conocemos en tierra, llenas de vida e importantes en el sostenimiento de la biodiversidad', agrega.

El biólogo marino Sven Zea, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, sede Caribe, manifiesta que le sorprende y le parece 'interesante' que estos pastos marinos crezcan en el Departamento, ya que en su mayoría son estudiados en las bahías de Santa Marta y Cartagena. 'El Atlántico tiene una particularidad con el mar, y es que su mar es abierto, no hay muchas ensenadas, y precisamente esta vegetación crece en bahías en donde no llega el fuerte oleaje', explicó. También agregó que la barrera de arena que tiene Puerto Velero hace que esta playa sea un espacio apropiado para que crezcan estos pastos marinos.

Como se puede apreciar en el mapa (ver infografía), estas plantas se disponen paralelas a la línea de costa en este cuerpo de agua, protegido de la acción directa del oleaje por la 'espiga' o 'flecha' de Puerto Velero, una formación de tierra que se interna en el mar en 3,6 kilómetros.

Importancia ambiental

Los parches descubiertos en Puerto Velero se encuentran a menos de 10 metros de la orilla. Camilo Botero, doctor en Gestión del Agua y la Costa, explica que esto se debe a que al igual que los pastos terrestres, estos necesitan de la luz solar para realizar su fotosíntesis. En esto también coincide con el biólogo Zea, justificando que 'la influencia del río Magdalena sobre el mar del Atlántico hace que sus aguas permanezcan casi todo el tiempo turbias', de esta manera no permiten que los pastos crezcan en las profundidades.

Este tipo de vegetación es productora primaria de gran cantidad de materia orgánica. Muchos animales marinos dependen, directa o indirectamente, de estos pastizales para obtener su alimento.

'De estos pastos se alimentan las tortugas, peces, moluscos, crustáceos y caballitos de mar. Para las tortugas es su comida favorita', detalla Leal, de la CRA. En Puerto Velero, poco se ven estos animales, por lo que gran parte de la producción de estos pastos está disponible para gusanos, peces, langostas, cangrejos, etc.

El Invemar señala que este tipo de vegetación funciona como estabilizador y retenedor natural de arena. Las hojas disminuyen el oleaje y las corrientes, lo que permite una rápida sedimentación de granos de arena, lodos y material orgánico que quedan atrapados en los extensos sistemas de rizomas y raíces.

Esto lo reafirma el experto Botero, quien explica que las playas se conforman de una arena que está siempre está en movimiento, por lo tanto, cuando empiezan a crecer estas plantas, sus raíces se internan por debajo de la arena, haciendo que esta se vaya consolidando y deje de ser una arena suelta. De este modo, el movimiento de grandes masas de arena disminuye, contribuyendo a reducir la erosión de la playa.

Los pastos marinos hallados en Puerto Velero se encuentran inmersos en el lodo y están acompañados, entre otras especies, de esponjas de mar anaranjadas y por los tres grupos de macroalgas conocidos: algas pardas, rojas y verdes.

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Buscan protegerlos

La Corporación Autónoma Regional del Atlántico busca darles una categoría de protección a estos pastos para que puedan desarrollarse sin la mayor perturbación y maltrato de los bañistas de estas playas. Efraín Leal opina que esta vegetación puede considerarse como 'fuente de diversidad y patrimonio ecológico de interés nacional', susceptible de protección bajo las denominaciones de Zonas Marinas Protegidas de Colombia, que es avalada por el Instituto de Investigaciones Marinas.

Las áreas marinas protegidas se constituyen en una de las principales estrategias para el manejo de la biodiversidad en un sitio, y son consideradas como una herramienta clave para la conservación de ecosistemas estratégicos y la implementación de mecanismos de manejo y uso sostenible de los recursos naturales, que permitan el control de las amenazas a la biodiversidad.

Sigue explorando

Por este motivo, el equipo de investigación de la CRA continuará explorando esta zona de Puerto Velero durante lo que resta de septiembre y hasta noviembre, período de lluvias en el que, según Leal, la transparencia del mar favorece el respectivo estudio. 'En la mayor parte del año no se ha podido bucear porque el mar ha estado turbio o ‘mono’, es decir, que no se ve casi nada', explica.

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Corales blandos

El equipo investigador de la CRA también ha encontrado, no muy lejos de Puerto Velero, unos bajos con corales blandos. En la presente época de lluvia, en que las aguas del mar estarán más claras, seguirán haciendo sondeos con la esperanza de encontrar más comunidades de corales formadores de arrecifes. 'Con esto, ya podríamos decir que el departamento del Atlántico tiene corales y pastos marinos, que son ecosistemas protegidos por la normatividad', puntualiza el biólogo Efraín Leal Puccini.