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Los ciudadanos han encontrado en las redes sociales una herramienta eficaz para denunciar una injusticia, clamar ayuda, obtener información, auditar al poder, difundir héroes anónimos e, incluso, para rebelarse contra gobiernos opresores. Pero estas también pueden terminar sembrando confusión, en el mejor de los casos, y en el peor, servir para injuriar a una persona o marca.

EL HERALDO no se ha salvado de este peligro. El pasado 5 de agosto a las 9:04 p.m., la usuaria de Twitter Anny Eliana Gómez compartió un trino en el que alertaba a la comunidad por un clasificado publicado supuestamente en este medio el 4 de agosto en su página 12.

'Se buscan modelos dispuestas a vivir en China. Requisitos: edad entre 18 y 23, bella y blanca, buena figura y soltera. Salario básico mensual de 2.000 dólares. Extra gratificación disponible y acceso a la mejor educación universitaria en China', se leía en el anuncio.

Hace menos de un mes el país conocía la noticia de que la modelo colombiana Juliana López había sido detenida en el aeropuerto de Guangzhou, en Cantón (sur de China) por llevar droga en su equipaje. Las similitudes entre el caso de la joven y el recorte de periódico no se hicieron esperar.

Gómez, que habita en Bucaramanga, no dudó en mencionar a la Policía y al ministro del Interior Juan Fernando Cristo para alertarlos ante un posible mensaje proveniente de una red de mulas o trata de blanca.

El mensaje se esparció como pólvora. Llegó a Jorge Iván Cuervo, @cuervoji en Twitter. Él compartió la información el 6 de agosto, alertando a la cuenta oficial del periódico y a su director, Marco Schwartz. 'Ojo con los clasificados que promueven la prostitución en países como China', trinó. El usuario también mencionó a la columnista de EL HERALDO Catalina Ruiz-Navarro en otro mensaje. 'Así no se puede', le dijo. Ella, con más de 18.000 seguidores y visiblemente preocupada, difundió en su propia línea de tiempo el trino, así como varios usuarios.

Schwartz se preocupó cuando comenzó a recibir las notificaciones en su celular. Su primera reacción fue verificar si ese anuncio había salido publicado el martes 4 de agosto e indagar a los usuarios que enviaban la alerta. Únicamente en la edición del sábado tiene cuadernillos con 12 páginas. Primer detalle que no cuadraba.

Los clasificados siempre salen publicados en el cuerpo D, a excepción de los jueves, cuando hay un cuadernillo especial que contiene esta información. Ese martes la sección apareció en las páginas 3, 4 y 5D. Segundo detalle que no cuadraba.

Ante estas dudas, el Director utilizó su cuenta de Twitter para pedir detalles sobre la procedencia de la imagen. 'No hay página 12 ese día. ¿Está seguro de que lo vio en EL HERALDO?', preguntó a Cuervo.

El usuario, con más de 5 mil seguidores, respondió que no la leyó en el periódico, sino que vio la denuncia publicada por Anny Eliana Gómez. Tras contactarla, esta a su vez respondió que la vio en el Facebook de Luisa Fernanda Barros Plata, que la tomó, a su vez, del perfil de Viviana Gamboa. Tras pasar por Cuervo y verificar los ‘pantallazos’ de Gómez y Plata, llegamos a Gamboa, quien habría sido finalmente la persona que tuvo en sus manos el clasificado y le tomó la foto.

'Ningún medio de comunicación puede permitir la divulgación tendiente al tráfico de personas. Este clasificado fue publicado por el Diario El Heraldo el día martes 4 de agosto en la página 12. Todo el dinero que cueste este clasificado no vale el impacto en la trata de mujeres', publicó la mujer en la página de Facebook del diario El Heraldo. Pero no el de Barranquilla, sino el de Honduras. Un medio homónimo de circulación nacional con sede en la capital del país centroamericano. El perfil de las mujeres que hicieron la primera denuncia señala que son colombianas pero residentes en Tegucigalpa, por lo que tienen contactos en este país, que cayeron en una confusión al ver su publicación.

Misterio resuelto, suspiraron todos en la redacción. El equipo de redes sociales envió a través de Twitter una aclaración sobre el origen del malentendido. Catalina ayudó a difundir la explicación y los tuiteros mencionados ofrecieron las pertinentes disculpas.

Sin embargo, durante todo el fin de semana siguió circulando la falsa información. Los encargados respondieron a los trinos y mensajes de WhatsApp llenos de indignación, pero el daño ya estaba hecho.

Los comentarios eran de diferentes tenores. Había desde el que lanzaba acusaciones sin contar con verificación alguna hasta el que tenía una legítima preocupación y pedía aclarar la situación, pero que, de todos modos, contribuía a la difusión de una información errada.

El chisme llegó a tal punto que ayer, cuatro días después de que se iniciara la confusión, la Sijín se acercó a este periódico para averiguar datos adicionales sobre la red de prostitución o drogas detrás del mensaje.

Y seguían llegando menciones de personas indignadas. En Facebook, también varias personas cayeron en el error.

'Es relativamente común que se den este tipo de casos, porque los usuarios no tienen muchas veces la capacidad para investigar un poquito más y terminan haciendo asociaciones con los referentes más cercanos. En esta oportunidad leyeron la palabra Heraldo y la relacionaron el diario de Barranquilla', explica Víctor Solano, experto en medios sociales.

Para este periodista, lo que debe hacer cualquier persona ante este tipo de situaciones es escarbar de dónde vienen los datos. Lo segundo es preguntar a la fuente implicada antes de acusar. 'No todo lo que se dice en Twitter es cierto. Hay sarcasmo, exageraciones y parodias', advierte.

La naturaleza de esta red social también tiene mucho que ver con la forma en que se ha esparcido la falsa imagen, cuenta Solano, pues para él 'en Twitter el contenido se fragmenta muchísimo y los usuarios no suelen leer tres o cuatro trinos seguidos de una misma cuenta. Ese contexto difuso dificulta más esa situación humana de no investigar más'.

Este desafortunado hecho ha dejado algunas lecciones para el equipo de EL HERALDO. La primera es que en muchos casos los errores son más sobresalientes que las rectificaciones. Un ejemplo claro es que el mensaje en el que Jorge Iván Cuervo le ‘jalaba las orejas’ al medio tenía 31 retuits, mientras que aquel en el que reconocía su error llegó solo a los 3 retuits.

La segunda, como señala Víctor Solano, es que para las víctimas de esta conducta el daño puede perdurar en el tiempo. 'Ahora con los medios digitales el problema es que la memoria se potencializa. Todos esos errores y contenidos maliciosos pueden incluso perdurar durante décadas. Como usuario debo ponerme en los zapatos del otro y pensar qué implicaciones tiene esa información que comparto', alerta.