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La Semana Santa en Mompox transcurrió con un creciente número de turistas y feligreses que acudieron en masa a las procesiones más emblemáticas de esta población.

Ya es una costumbre que en estos tiempos de Semana Santa los momposinos les lleven flores y música a sus muertos.

‘Cuchepa’, el eterno sepulturero, quien vive en ese sitio donde confina la vida con la eternidad, como lo dice la célebre frase insigne en el portal de su entrada, afirma que 'siendo la muerte la vida de los muertos' ellos también necesitan les lleven ramos de flores, velas encendidas y, que la banda principal de la localidad arrope el legendario cementerio con la eterna serenata.

Ríos de gentes llegan desde todos los rincones a colocar la ofrenda en la tumba de su ser querido, mientras la banda de músicos entona marchas cargadas de nostalgia.

Concierto en la plaza

En la restaurada plaza de la Concepción, los momposinos les rindieron tributo a maestros de la música, cuyas tonadas tiene origen en partituras que llegaron por el río Magdalena cuando este puerto era importante en la época de la Colonia.

El marco de la noche estuvo cobijado por una rica baraja de compositores y autores donde brilló con luz propia el joven talento Jesús Javier Molina Acosta. Prodigioso de la música, pianista por excelencia, que a la edad de los cuatro años ya le sacaba notas al instrumento que se le rinde a sus pies cuando lo hace vibrar en el escenario.

El pianista Jesús Javier Acosta, en concierto.

Con apenas 18 años, ya es un ‘magister’ de la música que se acaba de ganar una beca en el Berklee College of Music por su brillante audición. Algo temido, que se transforma en el escenario, su vocación musical le viene por sus ancestros maternos, como lo afirma su orgullosa abuela la momposina Aura Vitola.

El genio de la música, que toca todos los instrumentos, que compone, arregla e improvisa, se caracteriza por esa profunda fe que tiene en Dios, quien afirma desde el mismo escenario es el guía de sus pasos.

Durante la Semana Mayor también los momposinos celebraron el concurso de alfombras en las calles. Este concurso se convierte en un espacio cultural al imaginario religioso y artístico, de encuentro y comunicación con Dios. Para los organizadores del evento este concurso es un estímulo a la creatividad e innovación de los pintores empíricos de los sectores humildes de la sociedad momposina que ha lanzado al arte a su manera al rescate de la técnica tradicional y de su simbología espiritual que estaban desapercibidas, en salvaguarda.

El beso de Judas fue representado en el concurso de alfombras, en las calles de Mompox.

Hubo cambios en el recorrido de las procesiones del Jueves Santo que debía terminar en la iglesia de Santa Bárbara finalizó a las 1 a.m. en el templo de San Agustín.