Compartir:

El realismo mágico de Gabriel García Márquez es evocado en Los otros cien años, una pieza de danza contemporánea, dirigida por Rafael Palacios, que se presenta ayer en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB).

Esta obra basada en Cien años de soledad y producida por la Corporación Sankofa debuta en la decimocuarta edición del FITB con una música original de Paul Dury recogida en la obra Impresiones Sinfónicas, inspirada también en la obra cumbre del Nobel colombiano.

'Cien años de soledad es una obra que consideramos patrimonio nacional, es muy oportuno hablar de las realidades colombianas e inspirarnos en nosotros mismos, en un proceso de auto mirarse y dejar de mirar hacia afuera como fuente de inspiración', explicó Palacios.

Según el director, 'es una gran oportunidad poder interpretar y poder hacer un ejercicio de creación de un libro tan maravilloso' como el de García Márquez, lo cual genera 'una presión positiva', que obliga al grupo a ser más 'creativos y disciplinados en lo que están haciendo'.

El mundo mítico que describió García Márquez en Macondo, con sus 'presencias y ausencias', es el eje central de Los otros cien años, una pieza coreográfica.

En el final de la novela el último descendiente de los Buendía es devorado por las hormigas, una 'tropa voraz que se convierte en el símbolo que recoge la condición del olvido y el empuje de la vida y se constituye en el motivo coreográfico para la puesta en escena', explicó la Fundación Teatro Nacional.