Un grito de protesta, un deseo reprimido, una que otra vulgaridad, un chiste sobre lo serio, un llamado a la mamadera de gallo, son algunas de las características que debe tener una buena letanía.
'Un toque de sabrosura barranquillera con armonía', contestó un desprevenido que con tufo a ron y de luto llegó anoche al Encuentro de Letanías.
La administración distrital, el Concejo, el Junior, Shakira, Maduro, Santos, Transmetro y casi que ningún tema del orden nacional e internacional quedó por fuera.
Prueba de esto la da Ricardo Pastrana quien tiene más de tres décadas componiendo letanías. Su grupo se llama Los criticones del barrio la Esmeralda y afirma que espera 'esta época del Carnaval para desahogarse contra los gobiernos, la corrupción, el maltrato y casi todo'.
'A Petro le movieron la silla de una forma tan gentil y las basuras en Barranquilla no tumban ni a un edil...lo tienen en la cuerda floja, le sacaron tarjeta roja', dijo el veterano grupo en la tarima colocada para el evento, en la Casa del Carnaval.
El rosario estrafalario sorprendió por su irreverencia.
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Pepe Enciso, jurado del Encuentro de Letanías, asegura que una buena letanía debe tener picardía, actualidad y entonación entre el coro y el vocalista. Agregó que este año fueron 23 grupos los que se inscribieron para participar en el evento.
Los recocheritos del Barrio Abajo, El rosario estrafalario, Las ánimas blancas de Rebolo, las ánimas camperas y el cartel de los sapos son algunos de los grupos participantes.
Todos, viejos y jóvenes, coincidieron en afirmar que las letanías son carnaval y oralidad. Se ensayan en las esquinas de los barrios y afuera de las tiendas. Son barrio, calle y realidad hecha risa.