Alfredo Barraza se resume en 24 vestidos. Veinticuatro creaciones que entre canutillos, lentejuelas y plumas han detenido a las reinas en los segundos en que los llevaron y que a su vez han hecho del diseñador barranquillero el creador por excelencia de los certámenes de belleza.
Fueron 24 momentos de gala únicos los que la noche del jueves le dieron a Barraza un reconocimiento por su carrera en el desfile final del Barranquilla Fashion Week, que pese a las falencias en logística a la hora de acceder a las pasarelas, cerró con el brillo propio de los materiales que el diseñador utiliza para vestir reinas, de belleza o del Carnaval.
La selección de las emblemáticas creaciones de Barraza, a cargo del vestuarista Carlos Britt, se dio además, con la complicidad de exreinas como Adriana Tarud, Valerie Domínguez y Giselle Lacouture. También Marcela Dávila y Andrea Jaramillo, quienes acompañaron al barranquillero en el homenaje.
El cuadro final de la velada dejó una postal para enmarcar con un Alfredo vestido de impecable negro, como acostumbra, que constrasta con el colorido de sus hijos de tela, a los que ama por igual, aunque unos sean más recordados que otros.
Lo plausible. Del Barranquilla Fashion Week, en general, hay que rescatar el talento emergente de diseñadores como Laura Riquett, que no subió a pasarela pero sí llamó la atención en su stand con su colección Aquí estoy, mujer, el aval a la etiqueta de redes sociales #MePongoMiniFaldayQue, como un grito de rebeldía para reivindicar el derecho de la mujer a vestirse como le gusta sin que ello constituya una provocación.
Orlando González invitó a la reina Maqui a su pasarela.
Otro nombre para recordar es el de Orlando González, quien se llevó el premio Diseñador Revelación con sus faldas, vestidos, bolsos y sombreros inspirados en el Carnaval de Barranquilla. El premio: participar en el Colombia Trade Expo, de Miami, el próximo año.
Maía, siempre afinada, se llevó los aplausos de los asistentes el Jumbo del Country. La cantante barranquillera acompañó las pasarelas de Rafael Páez y Claudia Sabogal con temas como Antídoto y Qué será.
Sabogal también hizo lo suyo. Fue de las más aclamadas de la noche. Salió de las habituales siluetas femeninas de vestidos de gala (aunque las hubo) para arriesgarse con piezas masculinas ajustadas al armario de la mujer como sacos y pantalones clásicos, con telas limpias y bien trabajadas.
Lo que no se debe repetir. En un evento como el BQFW es muy complicado evacuar tras cada pasarela con un solo espacio de entrada y salida. Siempre hubo desorden al acceso a los desfiles, por lo que muchos, aunque llegaran temprano, lograban ubicarse tardíamente.
El jueves, particularmente, varios periodistas se quedaron incluso sin sillas y debieron cubrir el evento sentados en el piso, pues nadie de logística logró ubicarlos en su zona, en la que se encontraban personas que no estaban acreditadas como prensa.
Hubo quejas entre los asistentes por el desorden de los desfiles, que no cumplieron lo establecido en las boletas. Es decir, lo que anunciaba cada una de las entradas no correspondía a lo visto en pasarela, que presentó, por ejemplo, a Leyla Viñas el miércoles 4 cuando la boleta anunciaba que lo haría el jueves 5.