El final de octubre y el principio de noviembre traen consigo dos celebraciones distintas en origen pero similares en ejecución: tanto en Halloween (o Día de las Brujitas) como en el Día de los Angelitos, los niños salen a pedir dulces de casa en casa mientras entonan cánticos.
Mientras el Halloween viene de la fiesta celta All hallows eve (víspera de todos los santos), la otra surge de la fiesta española de Todos los Santos. La diferencia es que en la primera tanto niños como adultos se disfrazan. En la segunda, arraigada en Barranquilla, el sentido es más religioso. Y en esta ciudad ambas dan su pelea por demostrar su prevalencia.
Desde Europa. El Día de los Angelitos, celebrado en algunas ciudades del Caribe colombiano, es una fiesta cristiana heredada de los españoles.
La Arquidiócesis trabaja por revivir el Día de los Angelitos.
Nanet Mercado, miembro de la comisión de la Pastoral Infantil de la Arquidiócesis de Barranquilla, explica que en la comunidad española de Extremadura se celebraba una fiesta llamada Chaquetía el Día de Todos los Santos (primero de noviembre) como preámbulo al Día de Todos los Difuntos, que consistía en que los niños salían a pedir aguinaldos como premio adelantado por tocar las campanas en memoria de los fallecidos el 2 de noviembre. 'Es una fiesta netamente católica', cuenta Mercado.
La tradición en la región Caribe constaba de niños saliendo en la mañana a pedir dulces, caña de azúcar y panela entre familiares y vecinos. Algunas veces recogían ingredientes para hacer una merienda, un almuerzo o un sancocho al aire libre ese mismo día.
A pesar de que muchos piensan que Halloween es una celebración estadounidense, sus orígenes se remontan al festival celta Samhain, aunque ha sido relacionada con el festival de la diosa romana de las frutas Pomona. Esta celebración precristiana marcaba el fin del verano (época de cosecha) y el comienzo del invierno o ‘estación oscura’. Se creía que en esta fecha, los espíritus, tanto buenos como malos, se volvían más activos.
Después de años de evolución, la masiva migración de irlandeses y escoceses a Estados Unidos en el siglo XIX llevó la celebración a Norteamérica.
Los niños suelen disfrazarse de personajes del cine y la TV.
Lo propio versus lo ajeno. Desde hace doce años, la Pastoral Infantil viene trabajando para recuperar la tradición del Día de los Angelitos. 'Queremos que los niños salgan el primero de noviembre a celebrar su día. No hay necesidad de disfrazarse, pero está bien si lo hacen de angelitos', comenta Nanet Mercado.
Desde el punto de vista de la Iglesia Católica, la tradición se ha ido perdiendo ante el auge del Día de las Brujitas. 'Es fácil que la gente se deje deslumbrar, sobre todo en los sectores populares, que era donde más se celebraba. Halloween llega por las clases sociales altas que tenían la posibilidad de viajar y traer costumbres de otros países. En los clubes para esta fechas se daban fiestas llenas de colorido, disfraces, máscaras y vestidos pomposos, y poco a poco se fue metiendo en los sectores populares', sopesa Mercado. Considera que disfrazarse y pedir dulces 'no está del todo mal', pero que 'es mejor' celebrar lo tradicional.
Jair Vega, sociólogo y docente de la Universidad del Norte, considera que la proliferación de esta fiesta extranjera 'hace parte de la comunicación global que va a la par de la expansión de los mercados, hace parte de ese proceso mediante el cual todas las celebraciones se van asociando al consumo'.
'Recibimos mucha influencia de la forma como se vive en Estados Unidos, a través del cine, la televisión y muchos elementos, lo cual hace que ese tipo de referentes se vayan
convirtiendo también en referentes locales'.
Es ahí donde, para él, está el problema: 'Esto debe verse más allá de un asunto meramente moral, de que Halloween sea ‘diabólico’ o que Día de los Angelitos sea ‘religioso’. Es un asunto que tiene más que ver con la identidad de lo propio y lo foráneo, porque siempre habrá influencias, pero también hay que ver hasta qué punto las influencias las resumimos, las procesamos y las readecuamos a nuestro contexto o en qué medida esos referentes externos reemplazan nuestros propios referentes. Entre más referentes propios perdemos nosotros, más estamos al vaivén de lo externo y perdemos autonomía', sostiene el docente.
Comercio y educación. Otras posturas no son tan radicales. Según Fenalco, los gastos de los colombianos relativos al día de las 'brujitas' mueven la economía.
En una encuesta realizada este año por la entidad, un 66% de los colombianos dijo que celebra Halloween, de los cuales el 76% disfraza a sus hijos. Además, pedir dulces en el barrio la noche del 31 y hacerlo en familia es la forma más popular de celebrar la fecha. Ambas cifras aumentaron con respecto al año anterior.
Otros aprovechan la coyuntura. Aurora de Guete, rectora del Colegio Real – Royal School, explica que a cada festividad le sacan algo positivo para que los niños aprendan.
'Es un aprendizaje. Es volverte alguien más, caracterizar su voz, explicar a los otros por qué lo escogiste. Facilitar que los niños hagan caracterizaciones en este día es aprendizaje y diversión', detalla Guete, quien sostiene que desde la institución no están ni de acuerdo ni en desacuerdo con la celebración, sino que apoyan 'todo lo que sea un aprendizaje a través de la diversión'. Por eso mismo, abren un espacio similar para el Día de los Angelitos.
Otro ejemplo es el del Programa de Licenciatura en Pedagogía Infantil de la Universidad del Norte, que realiza un evento recreativo para esta fecha cada año con motivo del 'Día de los Niños', que busca aportar al desarrollo pleno y armónico de la infancia a través del juego, al tiempo que se promueven sus derechos.