En el uso cotidiano del teléfono móvil, pequeños gestos repetidos pueden tener consecuencias mayores de lo que aparentan. Uno de ellos es el hábito frecuente de guardar el dispositivo en el bolsillo trasero del pantalón, una práctica extendida que, según advierten especialistas en tecnología, pone en riesgo la integridad del equipo sin que el usuario lo note de inmediato.
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El impacto de esta costumbre se percibe en varios frentes. Uno de los más visibles es el deterioro físico del celular. Al sentarse con el dispositivo en el bolsillo trasero, el peso del cuerpo ejerce presión directa sobre componentes como la pantalla, la batería y la placa base. Con el tiempo, esta presión puede derivar en fisuras internas, daños en el display o pérdida de funcionalidad en botones y sensores.
Además del deterioro estructural, existe otro riesgo latente: la caída involuntaria. Dado que el bolsillo trasero no proporciona un ajuste firme, el teléfono puede deslizarse con facilidad, especialmente al caminar, correr o cambiar de posición. En muchos casos, los daños por impacto son irreparables o su reparación resulta costosa.
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Pero los bolsillos traseros no son los únicos sitios problemáticos. Hay otros lugares que, aunque parezcan seguros, también representan amenazas para la salud del dispositivo.
Uno de ellos son los bolsos o mochilas que incluyen sujetadores metálicos. Estos componentes, aunque comunes en el diseño de accesorios, pueden generar interferencias en la señal del celular, lo que se traduce en llamadas interrumpidas, baja calidad de audio o pérdida de conectividad.
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El entorno también influye en la durabilidad de los teléfonos móviles. Guardarlos en espacios húmedos —como baños, bolsillos mojados o zonas de alta condensación— puede deteriorar gradualmente sus circuitos internos.

Aunque muchos modelos modernos incluyen certificación de resistencia al agua, esta condición no garantiza una protección total frente a exposiciones prolongadas o repetidas a la humedad. Los daños por líquidos siguen siendo una de las principales causas de averías técnicas reportadas por usuarios a los centros de servicio.
Recomendaciones para prevenir el deterioro de su celular
Frente a estas situaciones, las recomendaciones apuntan a la prevención. Guardar el celular en el bolsillo delantero o en fundas diseñadas para amortiguar golpes es una de las opciones más seguras. También se aconseja mantener el dispositivo lejos de materiales duros o metálicos que puedan rayarlo, así como evitar lugares con condiciones ambientales adversas.
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El uso de fundas protectoras, aunque a veces subestimado, es un recurso eficaz para preservar tanto la funcionalidad como la estética del teléfono. Estas carcasas no solo amortiguan impactos accidentales, sino que también ofrecen una barrera contra el polvo, la humedad y otros agentes externos que pueden acelerar el desgaste del equipo.
En un contexto en el que los dispositivos móviles concentran información personal, laboral y financiera, su correcto cuidado no es un asunto menor. El lugar donde se guarda el celular —una decisión aparentemente trivial— puede incidir directamente en su vida útil y en la inversión que representa su reemplazo.