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El mayor láser de rayos X del mundo, inaugurado en Alemania, y su capacidad para observar lo infinitamente pequeño facilitarán avances científicos pluridisciplinarios al estudiar el funcionamiento de átomos, virus o procesos químicos.

Este centro de investigación, que tiene un presupuesto de 1.500 millones de euros financiados por 11 países europeos, se inaugura con gran pompa en Hamburgo ante a un florilegio de ministros.

Con este instrumento, 'podemos ver muy lejos en el micromundo, el nanomundo, el mundo de los átomos y las moléculas y estudiar cosas que no podíamos conocer antes', declaró la ministra alemana de Investigación, Johanna Wonka.

La presencia rusa en el centro es notable en estos tiempos de tensiones geopolíticas, pues Rusia, segundo inversor del programa (27%) tras Alemania (58%), envió a Andrei Foursenko, cercano consejero científico del presidente Vladimir Putin.

Unos 800 invitados descubrieron la instalación situada en un complejo de 3,4 km de largo con túneles que se internan hasta 38 metros de profundidad bajo la gran ciudad portuaria del norte de Alemania y la vecina región de Schleswig-Holstein.

- 27.000 flashes -

El carácter excepcional del Laser Europeo de Electrones Libres y Rayos X (X-Ray Free Electron Laser, XFEL), puede resumirse en una cifra: 27.000 flashes por segundo. A comparar con los 120 emitidos por el láser estadounidense del mismo tipo LCLS y los 60 generados por el SACLA en Japón.

Según responsables del proyecto, esta cadencia ultrarrápida posibilitará a los investigadores fotografiar 'virus a escala atómica, descifrar la composición molecular de las células, tomar imágenes en tres dimensiones del nanomundo, estudiar procedimientos similares a los que ocurren en el interior de los planetas'.

Este instrumento 'facilitará ver los más pequeños detalles y procesos nunca observados en el nanomundo', dice a la AFP Robert Feidenhans, presidente del consejo de administración de European XFEL.

Según Wonka, 'habrá aplicaciones muy concretas, por ejemplo, desarrollar medicamentos personalizados contra los tumores o los virus, o probar la pureza de los materiales'.

'Hasta ahora, los científicos conocían numerosos procesos químicos y biológicos mediante sus resultados. Un poco como un aficionado al fútbol que lee un resumen de un partido que se ha perdido', resumió Feidenhans.

'Ahora, uno puede seguir el partido y analizarlo', explicó. 'El partido puede ser un proceso químico o biológico (...) El principio es el mismo: uno quiere ver el partido'.