Cuando el barranquillero Andrés Bernate viajó a un lugar casi inhóspito de la Rusia siberiana, lo hizo motivado por un enérgico deseo: conocer a los osos polares.
En esta desolada zona colindante con el Ártico, en la que la especie humana tiene dificultades para sobrevivir debido a las bajas temperaturas, este hombre de 50 años cuenta que habitantes de ciudades como Murmansk, a 40 grados bajo cero, le decían con sorpresa que 'nunca se había visto un turista colombiano por ese lugar', y menos guiado por una inquietud tan poco convencional en los que habitan en la línea ecuatorial, como es el deshielamiento de los polos.
Bernate, quien desde hace muchos años trabaja en el sector eléctrico, empezó a preocuparse por los efectos que causaba el calentamiento global en el planeta y decidió actuar en lugar de ser un espectador, por ello se alistó como voluntario en la Estación de Barneo, una organización rusa que tiene como misión propender por la salvación del Ártico y sus especies, con el apoyo del gobierno ruso y países como Noruega.
'El grupo estudia los factores del cambio climático y lleva estadísticas de la transformación que ha sufrido el Polo Norte, que en la última década se ha reducido en más de un 40%', manifestó Bernate.
Según expertos, el ‘efecto invernadero’ es el calentamiento que se origina cuando algunos gases de la atmósfera de la Tierra retienen el calor. Las emisiones de estos gases, que se producen para mantener el estilo de vida moderno se forman como consecuencia del uso de combustibles fósiles. En esa misma línea aparece el calentamiento global como resultado de la retención de ese calor provocado por los gases invernadero, con consecuencias que repercuten de manera directa sobre el planeta, ocasionando cambios en el clima o patrones meteorológicos. Estos cambios se manifiestan de forma acelerada con el derretimiento del círculo polar ártico y antártico, situación que es una amenaza manifiesta para las especies que allí habitan.
En un estudio realizado por investigadores del Instituto Alfred Wegener, en Alemania, se determinó que en el Ártico se forman estanques de agua que absorben en mayor grado el calor del sol. Esto es ocasionado por el derretimiento de capas de hielo ‘joven’ que se forman en las temporadas de invierno y tiene como consecuencia que las capas gruesas de hielo del Polo Norte sean cada vez más delgadas y pequeñas. 'Las especies del Ártico están en peligro y el oso polar es la más representativa de esa región del planeta. Actualmente está en amenaza de extinción por la destrucción de su hábitat', dijo el colombiano, quien desde el otro lado del planeta dispone todos sus esfuerzos para ayudar a la salvaguarda de la especie.
Según expertos, el oso polar es el único superdepredador del Ártico y su principal alimento son las focas y belugas. La especie de nombre biológico Ursus maritimus puede llegar a medir 2,6 metros y pesar entre 350 y 680 kilos en su etapa adulta, mientras que las hembras miden 2 metros y pesan la mitad.
'Ahora los osos tienen menos espacio para cazar focas. Aunque es un gran nadador, este animal solo caza en tierra, por esta razón en el mundo solo quedan hoy 26.000 osos polares', dijo.
La fascinación de Bernatepor el ‘oso blanco’, como se le conoce comúnmente, nació al ver un video en el que esquimales le daban muerte a un osezno. Desde ese momento, su 'consternación' por lo que había visto le hizo sentir una conexión especial por el mamífero.
En febrero se embarcó en la aventura de conocer osos, pese a que estos lo más cerca que pueden estar de los humanos es a 3 kilómetros de distancia por su súper olfato y su capacidad de correr sobre el hielo. 'Al destruirse su ecosistema es más difícil conseguir alimento. Muchos mueren de hambre, las hembras tienen dificultades al embarazarse porque no acumulan suficiente grasa en el cuerpo y en ocasiones sus crías tampoco sobreviven', señaló, y explicó que este animal no hiberna, ni siquiera lo hacen las hembras durante la gestación, las cuales buscan un refugio para tener a sus crías y sobreviven con la grasa que ha acumulado su cuerpo durante el invierno.
Al hablar sobre su activismo este barranquillero amante de la especie del Ártico dice que su pasión solo le ha dejado gastos, pero que la satisfacción que siente al verlos no tiene precio. Insiste en que proteger los osos polares y el Ártico es un compromiso con la naturaleza en el que todos pueden hacer parte minimizando los efectos que generan los cambios climáticos. 'Es necesario exigirles a las empresas explotadoras de hidrocarburos que no lo hagan en el Ártico, y pedirles a los gobernantes del mundo que miren hacia el Polo Norte', puntualizó, y añadió que hoy es reconocido por muchas personas como un colombiano que se interna en el panorama subrepticio y desolado de la Rusia ártica para proteger a los osos polares y hacer parte de la reyerta de los activistas contra el calentamiento global y el cambio climático.