El uso de la violencia como medio para dirimir conflictos prolonga de cadenas de sufrimiento y cultiva odios generacionales, cuya consecuencia directa es la continuidad de esa misma violencia: equivale a agregarle gasolina a una fogata. Por ello, es imperativo que la comunidad internacional exija el cese al fuego en Gaza y los afectados sean atendidos de inmediato.
La GHF aseguró que, hasta la fecha, sus equipos han repartido casi 9 millones de raciones de comida en el sur del enclave.
Recordaron que aceptaron una propuesta estadounidense presentada hace dos semanas para lograr una tregua, pero que fue rechazada por el gobierno israelí.
No es ficción, ojalá lo fuera. No es exageración, ojalá se tratara de una macabra hipérbole. Lo que siguen viviendo las mujeres, los niños y niñas, los hombres y los ancianos gazatíes es una realidad sin precedentes en un siglo que suponemos “evolucionado”.
Cinco camiones con ayuda entraron el lunes, después de que Israel pusiera fin a un bloqueo de 11 semanas, pero advierten que los suministros no han llegado a la población que la necesita.