Una cosa es cuestionar, criticar, fustigar y atacar, y otra muy distinta es ser el responsable de hacer.
Diego Marín, el capo del contrabando en Colombia, debe ser extraditado desde Portugal para que revele la verdad sobre sus redes e infiltración en el Estado.
Hundido en sus crisis internas, el Gobierno no es capaz de dar respuesta a los focos de conflicto que siguen creciendo con miles de desplazados y confinados.
En una decisión sensata, tampoco tenía más opción, el Gobierno por fin cumplirá los autos del alto tribunal para asegurar la adecuada financiación del sistema.
Si Petro no entierra el hacha de guerra del revanchismo político le será inviable contar con aliados para superar la debacle fiscal que ya azota a las regiones.