Corría el año 1968 y el balneario de Tolú, con inmensas playas vírgenes y abundantes cocoteros dispersos en toda la franja costera, empezaba a posicionarse como destino turístico de familias del interior, en especial de Antioquia, que buscaban el silencio y la tranquilidad de las otroras playas de plata de Colombia.
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Cientos de personas encontraban en las nacientes fondas, hostales y hoteles recién creados esos días de asueto, que solo un lugar paradisíaco como Tolú podía ofrecerles.
Con el nombre de Sirenato del Mar, en un diciembre del año 1968, a un grupo de visionarios toludeños, entre ellos el exalcalde Miguel González Sotomayor, les surgió la idea de crear un concurso de belleza que sirviera como pretexto para integrar las diversas colonias de visitantes y qué mejor para engalanarlo que la alegría de las hermosas jóvenes de buenas familias que pasaban vacaciones y el bullanguero pueblo que disfrutaba de los visitantes en sus playas.
Dentro de todo este ambiente fiestero, el Sirenato nació para un gran objetivo, la promoción turística a nivel nacional de estas bellas playas sucreñas y desde su inicio tuvo gran acogida, participando en su primera edición cuatro lindas jóvenes paisas y una toludeña, Rosario González Bustamante, que fue elegida sirena del Mar y más tarde Señorita Sucre al Reinado Nacional de la Belleza en Cartagena.
La fecha de realización del Sirenato coincidía con el puente del 6 de enero y era una ingeniosa forma de culminar la temporada de vacaciones, que en esa época terminaba con el festejo de los Reyes Magos.
El plan
Con agenda nutrida de festejos populares, competencias deportivas y de juegos tradicionales, carrozas, desfiles acuáticos y presentaciones de las participantes, como también de bailes de salón, era el plan esperado por turistas y nativos, quienes se entregaban al jolgorio y disfrute de una festividad que era tan propia para los turistas como para los mismos toludeños.
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Con el paso de los años el Sirenato del Mar alcanzó un auge inusitado. La promoción del evento trascendía las fronteras departamentales y año tras año las alcaldías, la hotelería paisa y las agencias de viaje y empresas de licores, como también la Cooperativa de Trabajadores de Fabricato, con sede en Tolú, catapultaron el evento que era cada vez más promocionado en prensa escrita y por el naciente canal regional Telecaribe.
Las sirenas del mar se dedicaban a lo suyo, la promoción turística de las playas de plata de Colombia en esas épocas en las que no existían redes sociales y que desde sus posibilidades hablaban maravillas del prometedor destino turístico en prensa radial y escrita, de esta forma la prensa del interior reseñaba los encantos del Golfo de Morrosquillo, la amabilidad y el calor de los nativos y empezaron a circular imágenes de las extensas playas y tranquilas aguas del naciente puerto turístico.
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Con altibajos económicos y con el creciente auge del reinado, este fue ampliando las posibilidades y se proyectaron versiones nacionales donde departamentos con vocación turística enviaron sus representantes, promocionadas por empresas regionales, que llenaban de publicidad y souvenires las calles, los desfiles y apoyaban eventos nocturnos de gran despliegue publicitario.
La última edición
Al no ser manejado con visión, los altos costos en hoteles, la poca colaboración de la empresa privada en Sucre y varios inconvenientes con las empresas aéreas para el traslado de las sirenas y desavenencias con patrocinadores, la última edición del Sirenato naufragó en mares del olvido en 1996, fecha en la que tenían prevista la contienda por la corona de los mares para los días del 5 al 10 de enero.
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Desde esa época se han realizado intentos fallidos para poner a brillar las playas de plata en el contexto de la promoción desde una óptica de impacto regional y nacional.
De esta forma el Sirenato del Mar se sumerge en las brumas del olvido teniendo todas las bases para ser un magno evento, que bien liderado y mejor organizado en la actualidad se convertiría en la gran plataforma de promoción del Golfo de Morrosquillo, aprovechando la desmedida afluencia de turismo, el poder de las redes sociales y el auge de las ferias de promoción turística, la Escuela de Gastronomía y Turismo del Golfo de Morrsoquillo y el padrinazgo que esta zona tiene en el Gobierno nacional.
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Tolú merece volver a escuchar el mágico canto y encanto de las sirenas, merece volver a ser el reflejo de la amabilidad y la convivencia alrededor de un evento propio, que permita mostrar la amabilidad y calor humano que los hace únicos al celebrar la escogencia de la soberana de los mares y que sea esta quien con sus encantos embruje, como dice el mito, no solo a los marineros, sino a los cientos y miles de turistas para que conozcan e inviertan en el mágico Golfo de Morrosquillo.