Luego de un mes y dos días de que una turba enfurecida causara destrozos en la sede de la Alcaldía de Tolú, esos daños siguen a la vista de todos.
El recuerdo de aquella madrugada de terror del Viernes Santo, cuando en plena procesión de Jesús de Nazareno llovieron las piedras y palos contra la sede del gobierno y hasta gases lacrimógenos fueron lanzados por la Policía para controlar la asonada, sigue intacto.