Samia Torres Buelvas y Ana Karina Pérez López no se conocen, pero si tienen muchas cosas en común: son desplazadas de la violencia, buscaron refugio en el municipio de Morroa, decidieron quedarse en esta tierra y ahora tienen negocio propio.
Los ingresos de la primera provendrán de una heladería y los de la segunda de una peluquería. Ambas unidades de negocio han estado en marcha desde hace varios años, pero no con la infraestructura y los elementos necesarios para seguir creciendo y en un futuro generar empleos.