Bastaron 27 minutos para que lo que hacía 25 años era una plataforma de almacenamiento de crudo denominada Pontón Golfo de Morrosquillo se sumergiera y pasara a ser de ahora en adelante un arrecife artificial.
En el centro de la embarcación una gigantesca mano, una obra de arte hecha con chatarra que parecía salir de lo más profundo, fue desapareciendo de vista con el pasar de las manecillas de reloj, a 3.5 kilómetros de la orilla y una profundidad de 13 a 15 metros.
Juan Miguel Pachón, experto de análisis Offshore de Cenit, manifestó que hay un proyecto que se llama Diáspora, del cual también hacen parte ODC, Bicentenario y la Fundación Oleoductos de Colombia, Corpogolfo y Golfo de Morrosquillo Territorio Sostenible, cuyo fin es fin es hundir 100 arrecifes, de esos se han instalado 50 para fomentar el crecimiento de la vida marina y abrir espacios para el ecoturismo.
Estos serán ubicados en San Antero (Córdoba) y Coveñas y Tolú (Sucre), donde también se hundirán cinco artefactos que se encuentran fuera de servicio, como el caso de Pontón.
El artefacto y la obra las fueron hundiendo de 9:42 a.m. a 10:05 a.m. del viernes. Los cuatro restantes serán hundidos en enero, uno cada viernes, dos en San Antero y dos en Tolú.
Es la primera vez que en Golfo del Morrosquillo utilizan una obra de arte para ser utilizada como arrecife y a esto se vinculó el artista Franco Caputo Hernández, de 17 años, reconocido por trabajar, entre otros elementos, con chatarra.
Tacto es el nombre de la obra, su tamaño es de 3 metros, pesa 3 toneladas y tardó 7 días en su creación, tres de ellos en alta mar en el mismo lugar donde fue hundida.
'Decidí hacer una mano derecha, simulando a la mano Dios', explicó el artista, quien fue invitado a la inmersión de su obra que fue hecha con 6 tubos de 12 pulgadas, con los que hicieron los dedos, y 2 tubos de 4 pulgadas para los carpianos.
Tulio Ruiz Álvarez, profesional especializado de la subdirección ambiental de Carsucre, manifestó que en un mes se realizará la primera inmersión para conocer cómo va el proceso de llegada de seres que se adhieren a las estructuras. Posteriormente lo harán tres veces más en el 2018.