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Los Palmitos. Los habitantes del corregimiento El Coley, en el municipio de Los Palmitos (Sucre), podrán difícilmente borrar de su memoria dos fatídicas imágenes: la de la casa de la familia Hernández Aguas envuelta en llamas y el multitudinario sepelio de los hermanitos Iris, Josué y Juan, que murieron calcinados dentro de la vivienda.

El último adiós a los menores, de 11, 7 y 4 años, respectivamente, tuvo lugar a las cuatro de la tarde de este sábado en el cementerio de El Coley, cinco días después de que fallecieran.

El cortejo fúnebre fue antecedido de una ceremonia evangélica en la que intervinieron un pastor de Corozal, el municipio vecino, y un profesor de las víctimas, quien leyó una semblanza de los tres y destacó de Iris su esfuerzo por intentar salvar a sus hermanos menores.

'Se destacaba por su buen rendimiento académico. Era una buena hija, consciente de las limitaciones económicas de sus padres, pero con la voluntad de avanzar en la vida y luchar por sus sueños. Temerosa de Dios, a pesar de su corta edad, dio un ejemplo de valor al punto de entregar su vida por la de sus hermanos', relató, con voz entre cortada, el docente Richard Pérez ante centenares de asistentes que lloraban.

Iris Luz había comenzado el primer año de bachillerato, José cursaba segundo de primaria y Juan, el menor de ocho hermanos, estaba en el grado de transición. Eran hijos de Juan y Diana, él jornalero y cuidador de fincas y ella ama de casa.

'Los despedimos con un dolor inmenso, pero con la esperanza de que están descansando en el regazo de nuestro Dios', señaló el maestro visiblemente conmovido por la tragedia.

Colmaron la Troncal. Después del discurso, familiares, amigos, allegados, autoridades civiles, militares y de Policía formaron una calle de honor que empezaba en el salón comunal de El Coley y llegaba al cementerio. El recorrido atravesó la Troncal de Occidente, cuyo tráfico quedó paralizado. Los féretros con las fotos de los pequeños fueron trasladados en un camión de bomberos de la región.

En el camposanto el hermano mayor de las víctimas se desplomó después de un llanto incesante, por lo que fue retirado del sitio por el que era difícil salir por la multitud presente.

Diana, la madre de los hermanitos, fue la única familiar ausente, pues está en el Hospital Regional de Corozal a causa de quemaduras leves que sufrió en la misma conflagración.

Ese día, el 8 de febrero a las 9:30 de la noche, ella y sus hijos menores habían llegado a la casa procedentes del culto. Las llamas aparecieron dos horas y media más tarde, cuando todos dormían. Una hornilla que quedó encendida en la cocina al parecer originó el incendio.

Iris alcanzó a salvar a sus sobrinos gemelos y quiso hacer lo mismo con sus hermanos Josué y Juan, pero el fuego se tornó voraz y los tres quedaron atrapados ante la impotencia de su familia y de vecinos.

Los cadáveres fueron llevados inicialmente a Medicina Legal en Sincelejo y luego a la sede de Barranquilla, donde fueron identificados mediante pruebas especializadas no disponibles en la capital sucreña. El viernes los llevaron a El Coley para sepultarlos.