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Nueve años después de que fuera presentado como guerrillero muerto en un combate y como portador de dos granadas y una pistola, la Armada Nacional le pidió perdón a los familiares del garrochero, oriundo de Sincé (Sucre), Dionisio Antonio Guillín Gil.

El garrochero fue asesinado el 21 de abril del 2006 por integrantes de la Fuerza de Tarea Conjunta de Sucre, en el sector de Caño Palenquillo, en San Benito Abad.

El acto de reparación se cumplió en el parque Simón Bolívar y fue presidido por el teniente coronel Wisner Paz Palomeque, comandante del Batallón de Infantería de Marina número 14, quien pidió excusas en nombre de las Fuerzas Militares, tal como lo ordenó una sentencia del Juzgado Octavo Administrativo del Circuito de Sincelejo. La decisión fue proferida el 31 de mayo del 2011 y confirmada por el Tribunal Administrativo de Sucre el 14 de noviembre de 2014.

'Ofrezco disculpas públicas en nombre de las Fuerzas Militares a la señora Inelda del Socorro Mercado, esposa del fallecido, y a sus hijos Livi Luz, José Antonio, Carlos David y Libia Esther Guillín Mercado por los hechos cometidos por la Fuerza de Tarea Conjunta de Sucre, al asesinar a esta persona'.

En su perdón público, aseguró además que: 'Sé que no hay palabras de consuelo para devolverles la vida de su ser querido por este error militar. Este hecho desafortunado no representa el accionar de los hombres que hacemos parte de las Fuerzas Armadas'.

Paz entregó una foto enmarcada del garrochero, al igual que una ofrenda floral a Inelda quien asistió junto a sus cuatro hijos, su suegra Fidelina Gil y su cuñada Carmen Guillín.

'Perdono a los que cometieron este crimen con mi esposo, dejándome viuda y con cuatro hijos, porque el perdón se necesita para limpiar el alma y nuestros corazones', dijo Inelda.

Libia, una hija del garrochero, señaló que aunque este acto público no es suficiente para superar el dolor, sirve para limpiar el nombre de su padre.

'Era una persona de bien, trabajadora y querida en la región, y no el guerrillero que infortunadamente habían dicho los militares. Por lo menos a nosotros nos pidieron perdón, pero hay muchas víctimas que aún están desaparecidas y se necesita saber la verdad de sus muertes'.

'El dolor es grande'.Fidelina asegura que no podrá perdonar a los asesinos de su hijo, pues 'el dolor es muy grande y difícil de olvidar'.

Otro garrochero, César Tulio Pérez, recordó que Dionisio era excelente en su oficio. 'Era un gran cuidador de caballos y jamás disparó un arma. Lo que hicieron con él no tiene nombre', consideró su compañero.

¿Cuántos en el olvido?.El sacerdote Adalberto Sierra, vicario general de la Diócesis de Sincelejo, intervino en la ceremonia y recordó el que para el cristianismo es el primer asesinato de la humanidad: el de Abel a manos de su hermano Caín, a lo que enseguida se preguntó: '¿Cuántos son los muertos por los cuales no se ha pedido perdón, cuántos en el olvido?'

'A este hombre inocente por el que se realiza este evento, le enlodaron el nombre, lo trataron de forma burda. Con este acto no se recupera el ser, pero su nombre queda limpio ante la sociedad', afirmó el presbítero.