Cada minuto que corre es vital para salvar el mundo. La frase puede sonar algo alarmista para algunos, sin embargo es real, especialmente si se trata de la Amazonía, el denominado pulmón de planeta que, gracias a su vasta vegetación, absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y libera oxígeno, siendo crucial para la regulación del clima global.
Esta región que abarca aproximadamente 6,9 millones de km² y se extiende por gran parte de América del Sur, principalmente por Brasil, Perú, Colombia, Venezuela y Ecuador, se acerca peligrosamente a un punto de no retorno, debido a que cada minuto se deforesta el equivalente a seis canchas de fútbol de selva, según una estimación de WWF con datos de MapBiomas.
Lo anterior debe ser considerado como un verdadero campanazo de alerta, toda vez que la Amazonía alberga una décima parte de todas las especies del planeta, incluyendo aproximadamente 40.000 especies de plantas, 1.300 especies de aves, 430 de mamíferos y 3.000 de peces.
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Datos de MapBiomas revelan además que, entre 1985 y 2023, más de 88 millones de hectáreas de bosque en la Amazonía fueron destruidas. Científicos advierten que, si la deforestación alcanza entre el 20 % y el 25 %, el ecosistema podría colapsar de forma irreversible.
Una cruzada verde
En medio de esta crisis socioambiental, un grupo de organizaciones ambientales y científicas se unieron en una alianza sin precedentes para crear ‘Amazon League’, una campaña global que busca movilizar a la sociedad civil y presentar una petición conjunta en la COP30, exigiendo acciones concretas para detener el colapso de la Amazonía y la protección de los demás bosques tropicales del planeta.
‘Amazon League’ hace un llamado urgente a proteger la Amazonía y los demás bosques tropicales, cuyo equilibrio define el del mundo entero. Son ecosistemas esenciales para sostener la vida en cada rincón del planeta. Solo en cuanto a agua dulce, el 20 % de la que llega a los océanos nace en los ríos amazónicos.
De acuerdo con investigaciones de la Red Amazónica de Información Socioambiental (RAISG), la deforestación, los incendios forestales y el avance de las actividades económicas en la región están comprometiendo la disponibilidad y calidad del agua, la seguridad alimentaria, los modos de vida, la biodiversidad y los ciclos climáticos.
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“La contribución de los bosques a la sociedad es incalculable y su permanencia continúa siendo amenazada por múltiples presiones. Aunque nuestras responsabilidades sean distintas, detener la deforestación exige de un importante esfuerzo colectivo en el que todos, sin excepción, podemos y debemos ser parte de la solución. Es urgente comprometernos con acciones para detener la deforestación que sean equitativas, eficaces y duraderas”, afirmó Pablo Pacheco, científico de WWF.

“Se agota el tiempo”
Además, el Panel Científico para la Amazonía (SPA, por su sigla en inglés), señala que el papel de este bosque en la regulación del clima global es crucial: almacena entre 150 y 200 mil millones de toneladas de carbono en sus suelos y vegetación.
A propósito, añade Emma Torres, Coordinadora Estratégica de SPA: “La Amazonía es uno de los acervos más importantes de nuestra región y se acerca a un punto de no retorno. En este momento de urgencia también hay oportunidades: una acción conjunta de los países amazónicos puede conservar y restaurar su conectividad ecológica y sociocultural, base de su resiliencia frente a la crisis climática, y el capital natural esencial para su desarrollo sostenible. Lamentablemente se nos agota el tiempo”, puntualizó.


















