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El ambiente en Valledupar es inigualable y eso lo ha palpado Silvestre Dangond tras la caminata que encabezó este jueves junto a su acordeonero y compañero de miles de aventura Juancho De la Espriella. Con el digitador sincelejano se reencontró para grabar el álbum ‘El último baile’, álbum que será lanzado en vivo con tres días de conciertos que inician la noche de este viernes y se extenderá hasta este domingo.

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Posteriormente se tomarán los escenarios más importantes del país, entre ellos el estadio Metropolitano de Barranquilla donde actuarán el próximo 20 de septiembre, donde esperan convocar a todo el silvestrismo.

Sobre su cita en Barranquilla ha dicho es muy especial porque será su primera vez y también por el reto enorme que supone poder llenar este gran escenario.

Con su nueva propuesta la súper estrella del vallenato no solo celebra un reencuentro musical muy esperado por sus seguidores, sino que revive sus orígenes, reconecta con su esencia y se entrega con gratitud a la energía de su público.

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Antes de su ofrecer el primero de sus conciertos de esta gira de lanzamiento en vivo ‘El último baile’, el urumitero habló con los medios de comunicación en Valledupar, en la casa ‘Las locuras de Silvestre’ ubicada en el barrio Novalito y cuya entrada es gratuita. Desde allí prometió entregarse en alma y corazones a su “silvestrismo del alma”.

Estoy muy feliz, pero a la vez muy sentimental, ver las caras de felicidad de todas las edades me hace sentir que ha valido la pena tanto sacrificio”, expresó con emoción.

Jeisson Gutierrez

Una caravana de emociones

El artista describe cómo los homenajes espontáneos de sus fanáticos –como las caravanas en las que niños gritan su nombre desde los carros– le evocan al niño que fue, cuando seguía las presentaciones de íconos como su padrino Jorge Oñate o Diomedes Díaz. “Es como ver al Silvestre de 12 o 13 años otra vez”, relató, recordando con humor una anécdota en la que fue detenido por la policía por andar en un carro sin papeles durante una caravana en la que perseguían a El Cacique de La Junta.

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Aunque es consciente del carácter desbordado de estas celebraciones, Silvestre no descarta estructurar algo más formal en el futuro: “Estoy pensando en crear una fundación para organizar el Festival Silvestrista. Si esto sigue creciendo, va a necesitar regulaciones, inscripciones y comparsas”.

El fin de una era

Uno de los elementos que más conmueve al artista es su reunión con Juancho De la Espriella, con quien formó una de las duplas más icónicas del vallenato moderno. “Lo de Juancho es algo que a todos nos tiene melancólicos, porque sabemos que este es el final de una era”, dijo.

A pesar de la carga emotiva, el intérprete asegura que ha aprendido a vivir con menos control sobre los planes: “Cuando dejé de tener el control, la vida me comenzó a sorprender más. Yo no planifico, yo doy y recibo”.

Dangond reconoce que su fenómeno va más allá de su figura. “Esto no es solo Silvestre Dangond, es un género que está creciendo, es un movimiento que genera felicidad y transforma”, aseguró, al tiempo que reafirma su compromiso con el vallenato: “No te lo digo con ego, pero siento que estoy destinado a tener la responsabilidad de sacar adelante el género”.

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Las expectativas están al máximo para sus próximos conciertos en Bogotá, Barranquilla y otras ciudades importantes, donde promete ofrecer espectáculos únicos. “A cada ciudad le voy a hacer algo diferente. Hay gente que me sigue por todo el país, y a ellos quiero sorprenderlos”, adelantó.

Sobre su cita en el Estadio Metropolitano el próximo 20 de septiembre dijo que es su primera vez y “no sé si será la única oportunidad que tendré de cantar allí. Así que voy a dejar mi alma ese día, aunque sé que siempre voy a quedar debiendo, pero vamos con la ilusión de llenar el Metropolitano, así que a Barranquilla que se preparen que voy con toda”.

En uno de los momentos más simbólicos de esta etapa, Dangond volvió a pararse en un escenario junto a Juancho, como en el año 2003 cuando comenzaron su historia juntos. ¿Qué ha cambiado desde entonces? “La tecnología. Pero el alma está intacta”, afirmó.

A punto de iniciar tres noches intensas de conciertos, Silvestre se muestra agradecido, emocionado y profundamente conectado con su público. “Todo esto ha sido posible gracias a la gente. Y si algo me define, es que sé esperar. El Silvestrismo no es una moda, es un sentimiento que sigue creciendo”.

Y con esa mezcla de nostalgia, gratitud y emoción, ‘El último baile’ se convierte no solo en un reencuentro musical, sino en una celebración del folclor vallenato y de la vida misma.