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El Carnaval de Barranquilla es una de las fiestas más importantes de Colombia y el mundo; por eso, aquel 7 de noviembre de 2003, fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

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Y cómo no, si es un reflejo de la diversidad cultural, la creatividad y la identidad del barranquillero, quien con mucho orgullo espera con ansias que lleguen los cuatro días más alegres del año.

Con propios y visitantes, la ciudad se llena de brillo, color, jolgorio y tradición. Esa tradición, aunque ha ido evolucionando, se ha mantenido gracias a los diferentes hacedores del Carnaval.

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Muchas de las danzas tradicionales provienen de las expresiones culturales africanas. Los esclavos africanos trajeron sus propias tradiciones festivas, incorporando máscaras y atuendos coloridos con plumas, mientras que los pueblos indígenas aportaron pinturas corporales y elementos naturales como semillas y fibras vegetales.

Con todos estos elementos fueron creando los vestuarios que formaban parte del Carnaval. Los atuendos eran hechos a mano con materiales simples como tela de saco, algodón y encajes.

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Ya en los años 60s el auge económico y el reconocimiento del Carnaval como evento nacional, llevaron a una mayor diversidad de vestuarios. Se incorporaron lentejuelas, canutillos, telas brillantes y con flores.

Hasta ahora, se ha experimentado una notable evolución en el vestuario de los hacedores. Esta transformación refleja los cambios sociales, influencias culturales y la creatividad de cada uno de los grupos para poder llamar la atención de las nuevas generaciones, y así continúe el legado.

Farotas de Talaigua: cuando los indígenas batallaron vestidos de mujer

En la época de la colonización los indígenas Farotos vivían en las inmediaciones de Mompox, en el departamento de Bolívar, donde está ubicado el pueblo de Talaigua; también perteneciente a la depresión momposina.

Eran tierras muy prósperas, por lo que era muy apetecida por los españoles. Cuando los indios salían a cazar estos europeos aprovechaban que las indias estaban solas y abusaban de ellas sexualmente.

Farotas de Talaigua: cuando los indígenas batallaron vestidos de mujer

“Comenzó una serie de abusos y maltratos en contra de estas mujeres. Las niñas entre 12 y 13 años eran las más abusadas por los europeos. Hasta que el cacique Talygua,-de ahí es donde deriva nuestro nombre de Talaigua Nuevo-, ya cansado de esta serie de abusos en contra de las mujeres, decidió un día reunir a sus mejores 12 guerreros y preparar una venganza”, cuenta Mónica Ospino Dávila, directora de la danza de las Farotas de Talaigua.

¿Cómo es que terminaron vestidos con faldas? Los indios se las ingeniaron para intercambiar unos amuletos que tenían, como cabecitas de mono, paticas de venado y cabecitas de culebra, que utilizaban para adorar a los dioses.

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Como estos amuletos era tan apreciados por ellos, iban al ‘comisariato’ y hacían trueques en donde intercambiaban los pedazos de telas por los amuletos. Poco a poco fueron recolectando las telas e hicieron un vestuario parecido a los que usaban las mujeres españolas.

“Cuando pudieron hacer todo este vestuario, se reunieron los 12 guerreros y el cacique Talygua; enviaron a las mujeres para que se escondieran y cuando llegaron los españoles se encontraron a los indios guerreros vestidos de mujer”, detalla Mónica.

Orlando AmadorMónica Ospino, directora de las Farotas de Talaigua.

Esto evitó que los españoles volvieran a abusar de las mujeres indígenas. A raíz de eso, los indígenas empezaron a celebrar su triunfo con bailes dando origen a la danza de las Farotas de Talaigua.

Pasó mucho tiempo después, y la señora Etelvina Dávila Turizo ‘La Farota mayor’, en los años 80s, “tuvo esta genial idea de remontar el río Magdalena y mostrar esta maravillosa manifestación cultural al Carnaval de Barranquilla”.

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Fue así como las Farotas de Talaigua hicieron parte del dossier que le presentaron a la Unesco para que el Carnaval de Barranquilla fuera declarado Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.

Orlando AmadorEtelvina Dávila Turizo ‘La Farota mayor’.

Asimismo, Mónica describe que el vestuario de la danza ha ido evolucionando. “La misma modernidad te obliga a que tienes que ponerle un poco más de vistosidad al vestuario. Por ejemplo, los sombreros de nosotros son concha e’ jobo o un sombrero pase, que anteriormente se forraba con una tela satín, que es bonita. Pero ahora, nosotros lo forramos con una tela fayet, que es un poco más brillante, y en la noche te dan más vistosidad”.

“Con respecto a las faldas, las telas eran más básicas, de flores, de rayas, de bolitas. En cambio, ahora se utiliza más colores vibrantes”, agregó.

JEISSON_GUTIERREZFarotas de Talaigua.

No obstante, la directora de las Farotas enfatiza que nunca han dejado de presentar el boceto original del vestuario. “Siempre tratamos de manejar el patrón tradicional, la sombrereta, el número de flores, que en la parte superior siempre vaya esta rosa blanca que simboliza esa pureza que le fue robada a esas niñas”.

“Tratamos de trabajar que la falda o pollera haga un contraste con la gola y con la sombrereta. Por ejemplo, la ‘mama’, quien es el danzante que representa al cacique, que va en la parte de adelante, debe tener colores vibrantes, que llamen la atención”, sostiene Mónica.

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Este vestuario tiene un significado bastante profundo que realmente acompaña la historia. La gola que es la parte delantera con piedras que lleva el danzante, representa la depresión momposina y ese sentimiento indígena que adoraba al Dios Chiguá, a los astros, al sol, la luna, las estrellas, la fauna, y los animales.

Este es una de las partes más importantes del vestuario y es hecho por la señora Mónica. “Todo depende de mí creatividad. Pero, siempre en la madrugada se me ocurren los colores, y enseguida me paro, y comienzo a hacerla”.

JEISSON_GUTIERREZFarotas de Talaigua fundadas por la señora Etelvina Dávila Turizo.

“Como nuestra región es rica en oro, obviamente tratamos de simbolizar ese oro y piedras preciosas en la gola”. Asimismo, las flores de la sombrereta, son artificiales pero asemejan a una flor que crece en la región y a la que llaman Rosalinda.

Luego, viene la pollera, que en la cintura lleva unos pañuelos que simulan todos los amuletos que utilizaban los indígenas para espantar a las brujas y adorar a los dioses. Debajo tienen las enaguas que significa lo que usaban las mujeres españolas en ese momento.

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“Hay dos connotaciones de la sombrilla. La sombrilla en la danza abierta es una semejanza a la doña española, pero cerrada, y en la posición agazapada todo el tiempo, significa la lucha, que con esa misma lanza derrotaron al europeo”.

Para la antigua y nueva generación de Farotas provenientes de Talaigua Nuevo, no es un tema de repudio verse vestidos de mujeres, sino al contrario, se sienten orgullosos de representar esta danza que reivindica su honor.

Orlando AmadorMónica Ospino, directora de las Farotas de Talaigua.

“A los niños de 3 y 4 años puedes ver con sus polleritas, con sombrillas, bailando Farotas. Hay escuela de farotas infantiles, juveniles, y obviamente están las adultas y ahí vamos nutriendo nuestra danza”.

El éxito del vestuario de las Farotas ha conllevado a que Mónica lleve su talento al Museo del Carnaval de Barranquilla, donde ofrece las golas y muñecas representativas de la Danza las Farotas de Talaigua, para los visitantes que quieran obtenerlas.

Orlando AmadorMónica Ospino, directora de las Farotas de Talaigua diseña partes del vestuario.

El esplendor del Congo Grande de Barranquilla

Hablar del Congo Grande de Barranquilla, es hablar de tradición, pues desde hace 149 años hacen parte del Carnaval de Barranquilla, con sus coloridos y esplendorosos vestuarios.

Cuenta Adolfo Maury Cabrera, director de la danza del Congo Grande de Barranquilla, que esta gran representación nació para recrear a “las antiguas tribus de guerreros y a los cabildos negros que supieron valientemente enfrentar todas esas vicisitudes en la época de la esclavitud”.

CORTESÍAEl Congo Grande de Barranquilla es la danza más antigua del Carnaval, actualmente es dirigido por Adolfo Maury.

Y aunque se mantienen fiel a la tradición, Maury Cabrera expresa con gran satisfacción porqué la danza ha ido pasando de generación en generación, y con ello, su vestuario y presentaciones han ido evolucionando.

“Este vestuario tiene un significado muy especial, porque el señor Joaquín Brachi, el fundador de esta danza, lo hizo fundamentado en el tema de la naturaleza, ya que en la parte de abajo pueden ver las arandelas que significa esa libertad, que se mueven con el viento”, explicó.

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Asimismo, indica que el vestuario es diferente a como era en un principio. “Hoy puedes ver que el vestuario de Congo ha evolucionado. Tanto en las telas y en las flores. Inicialmente, el turbante de Congo, no era así como ahora, era con ramas de árboles que se secaban y se las ponían al turbante”.

Es por eso, que al terminar la Batalla de Flores, en donde celebraron el fin de la Guerra de los Mil Días, el Congo Grande incluyó a su turbante las flores con un colorido especial, hechas en motas de lana.

Cortesía Vestimenta del Congo Grande de Barranquilla en sus inicios.

Las gafas juegan un papel importante. Todo esto es una parafernalia donde el guerrero africano al momento de salir a la guerra se maquillaba, se pintaba. La capa significa cuando el guerrero africano salía de caza y traía la piel del animal que había cazado en la espalda, lo que le daba poder en la tribu”, describe Maury.

Igualmente, antes usaban una tela de satín para el vestuario, pero a medida que pasó el tiempo fueron cambiándola para una tela de mejor calidad y que no produjera tanto calor. Sin dejar de un lado el colorido que caracteriza por tradición al Congo Grande de Barranquilla.

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“En nuestros turbantes los colores amarillo, rojo y verde, hacen parte de la bandera de Barranquilla, porque nosotros queríamos que nos identificaran en el Carnaval de Barranquilla”, destaca.

El machete tiene un símbolo muy especial, pues además de ser una herramienta de trabajo del esclavo en sus labores diarias, es símbolo de un grito de rebeldía por parte del esclavo hacia el amo opresor. “Nosotros ahora lo llevamos como un símbolo de paz hacia los demás grupos”.

Congo Grande de Barranquilla.

Además, el Congo Grande de Barranquilla destaca que fue la primera comparsa en aceptar la inclusión de la comunidad LGBTQ+ y de la primera mujer vestida de Congo, como lo fue Alba Ahumada.

Negritas Puloy de Montecristo: color, elegancia y besitos en el Carnaval

Besitos por doquier son los que reparten las Negritas Puloy de Montecristo durante sus presentaciones, que enamoran a todo el público.

Su origen se remonta hace más de 40 años, cuando su creadora Natividad López de Altamar decidió revelarse y disfrazarse durante el Carnaval, pues solamente podían hacerlo los hombres.

Negritas Puloy de Montecristo.

Para poder entrar a una caseta de baile, la señora Natividad decidió inspirarse en una empleada doméstica que aparecía en una marca de detergente llamado Puloil (del inglés pull oil).

El vestuario inicial consistía de una licra negra, con blusa manga larga que tapaban todos los brazos, y una careta negra que solo se les veían los ojos.

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“Mi suegra con sus amigas, primas, hermanas y vecinas, siguieron disfrazándose con este disfraz, que incluían ollas y escobas”, contó Isabel Muñoz, fundadora de la comparsa de las Negritas Puloy de Montecristo.

Después de mucho tiempo, Muñoz fue transformando el vestuario. “Anda, pero yo quiero como ponerle más vistosidad al vestido. Vi una tela de fondo rojo con bolas blancas grandes, y así se hizo el nuevo vestuario”.

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“La Negrita Puloy de hoy en día lleva un afro de cabello rizado, con un lazo de fondo rojo bolitas blancas, muy grande, llamativo y con mucho brillo. Seguimos estando cubiertas, que es la parte negra que simula la piel de la negrita, pero ya estamos con la cara destapada, porque ahora la negrita es una mujer elegante, trabajadora, emprendedora, una mujer que factura”, describe Luzzany Altamar Muñoz, coordinadora de las Negritas Puloy de Montecristo.

Además, tienen un hermosa sombrilla, para verse más coquetas y más llamativa. “Este es un instrumento que se usa en toda Colombia para protegernos del sol inclemente, pero aparte nos da mucha elegancia”.

Luzzany señala que en la casa de las Negritas se vive todo el año el Carnaval, por eso, la elaboración del vestuario la inicia en mayo, para poder idear todo lo que tienen pensado para las próximas fiestas.

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Comenta que la sombrilla fue una idea de una integrante de la comparsa llamada Lourdes De La Hoz, quien es la que se encarga de decorarlas para cada vestuario.

“Todas las personas que están detrás del disfraz de Negrita de este año en particular, son mujeres. La señora de los zapatos, mi prima con el maquillaje, la producción artística, la modista y la señora que hace los accesorios. Somos bendecidas para bendecir porque también ayudamos a incrementar la parte económica de muchos hogares barranquilleros”, agregó Luzzany.

El colorido mundo de las Marimondas de Barrio Abajo de Paragüita

Con fundas de almohadas, corbata extravagante, sacos y pantalones al revés, nacieron las Marimondas, como una burla a las élites del país, que iban a gozar en el Carnaval de Barranquilla.

“Las Marimondas de Barrio Abajo iniciaron en 1983, fundada por Paragüita Morales. Y que ahora es un icono en nuestro Carnaval, como comparsa de tradición”, cuenta Lesly Morales Gómez, directora de las Marimondas de Barrio Abajo.

CortesMarimondas de Barrio Abajo.

Tienen un patrocinio de la familia Caridi desde 1993. Con este beneficio, Lesly indica que puede tener todas las telas para hacer vestuarios nuevos cada año. Las telas son pintadas a mano y luego confeccionadas para tener un diseño muy exclusivo.

En este proceso de elaboración participan diez familias que también pertenecen a la comparsa. “Hay que confeccionar 900 disfraces, y por eso todos colaboramos. Una familia hace los pantalones y otra familia confecciona los chalecos”.

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Además, también cuentan con el apoyo de la Industrias Cannon que les provee la tela para las corbatas. “Otra familia hace nuestros guantes, que son en tela plana. Otra empresa hace los tenis que llevamos. Y cuatro familias diferentes hacen nuestras caretas de las Marimondas, porque las caretas es lo más costoso de todo el vestuario, al ser algo artesanal e individual”, contó Lesly.

La familia que hace las caretas lo está haciendo desde hace 41 años y ha pasado de generación en generación. “Nosotros hemos tenido una gran evolución en el vestuario, ya no somos para nada los mismos. Hay que modernizarse y cada año debemos inventarnos una temática para nuestro vestuario”.

Marimondas de Barrio Abajo en las fiestas del 20 de enero.

Igualmente, la Marimonda tiene un significado más allá de un baile y risas. “La corbata es una protesta a todos esos puestos de corbata en la sociedad. Las orejas antes eran de cartón, en las que escribían todas las protestas. También hicieron la careta con una funda de almohada en forma de vulgaridad, que por eso el disfraz desapareció al principio”.

“Los guantes se los pone para que no se le vea el color de la piel, pues no se podía ver quién estaba disfrazado. Ya este vestuario ha evolucionado y no tiene ese aspecto vulgar, gracias a mi padre Paragüita”, reflexionó Lesly.

CortesíaMarimondas de Barrio Abajo fundada por Paragüita.

Cumbiamba el Gallo Giro: “El legado sigue vivo”

Alexandra Guzmán Núñez, directora de la cumbiamba El Gallo Giro, contó con mucha nostalgia que fue fundada en el año 1979, por sus padres Bernardo Guzmán y María Eloísa Núñez de Guzmán, en el barrio Las Nieves.

“El vestuario de nuestra cumbiamba surge por recomendaciones de nuestro director artístico en el primer año, Francisco Pacho Bolaño, que le llamaban ‘el poeta de los negros’. Pacho Bolaños escogió el rojo y el blanco como los colores que identificarían a la cumbiamba así como el cuadro, ya sea grandes, medianos o pequeños”, explicó Alexandra.

Cumbiamba el Gallo Giro.

Así se mantuvo el vestuario hasta el año 2000, cuando Betsy Guzmán hizo el contacto con Jaime Donado quien le sugirió ese año sacar un vestuario blanco con flores rojas. “La cumbiamba ha tenido varios cambios de vestuario en la cual ha estado al frente siempre mi hermana Betsy con Javid León. Hemos tenidos trajes dorados, brillantes y azul marino”.

Igualmente, en el 2005 retomaron los cuadros rojos nuevamente, y tomaron la decisión de cambiar el vestuario cada dos años. “Cada vestuario tiene un nombre, por ejemplo, hubo uno de cuadro azul que se llamó ‘Azul extremo’ en el 2019, el rojo se llamó ‘Típico y tradicional’ en el 2023; el del homenaje a la selección Colombia que se llamó ‘Colombia tierra querida’ en el 2014, y el de Barranquilla con los colores de la bandera en el 2016″.

CortesíaAlexandra Guzmán Núñez, directora de la cumbiamba El Gallo Giro.

El origen de la cumbia se remonta a la época colonial, cuando los esclavos africanos trajeron sus tambores y ritmos característicos, los indígenas aportaron instrumentos como la gaita y la flauta de millo, y los españoles influyeron con sus melodías y vestimenta.

“El vestuario de la mujer se compone de la falda, la blusa puede ser cuello alto, manga tres cuartos, o ‘guarapera’ en cuello de bandeja. Nunca puede ser con brazos descubiertos porque no era lo tradicional. Dependiendo de la moda de la blusa se llevan accesorios. Y la botella en la cabeza”, describió Alexandra.

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Además, sostuvo que si la blusa tiene cuello destapado llevan un collarcito. “Los aretes, no pueden faltar porque eso es lo que engalana a la mujer. El tocado puede ser en corales o en cayenas, que antes era con flores naturales, pero ahora con el cuidado del medio ambiente se cambió a flores artificiales. El calzado se le llama cotiza o chinela, que es un calzado que usaban las señoras de antes. Además, las velas la utilizan para apartar al hombre cuando se está acercando mucho”.

“El vestuario del hombre sí es camisa, pantalón blanco, pañoleta, fajón, que va dependiendo al color del vestuario. Su sombrero, su mochila y su chinela. El fajón representa cuando el hombre se iba a trabajar al campo y se amarraban su machete”, describió Guzmán.

Este año 2025, Alexandra enfatizó que les harán honor a sus padres y el baile irá dedicado a sentir orgullo por el gran legado que le dejaron: “El legado sigue vivo”.

Cipote Garabato, 35 años al son de la tradición

El grupo Cipote Garabato, al mando de su director Hernán Pernett, cumple 35 años en 2025, siempre continuando con su propósito: preservar la tradición. Pernett, en diálogo con EL HERALDO, dio una mirada hacia atrás para reflexionar cómo inició este histórico grupo carnavalero y la identidad que siempre lo ha marcado: la tradición y la elegancia en sus vestuarios. “Estamos celebrando este año los 35 años al son de la tradición. Pero nos remontamos a lo que en el grupo venimos de una cumbia muy reconocida en su época, que era la cumbia vaina”.

“Muchos integrantes querían, digamos, bailar garabatos. Entonces, nos fuimos por ese lado, de que hay que apoyarlos, si estos quieren, vámonos para eso. Y así vinimos y nos presentamos como garabatos en 1990. Prácticamente como 60 parejas salimos de ese año. Y a la fecha, ahí estamos todavía conservando “, señaló el hombre con una voz fuerte y llena de vida, con la que sigue dirigiendo a Cipote Garabato, fundado por su hermano Humberto Pernett, el gran caporal que partió de este mundo el 16 de agosto de 2017.

En palabras de su ejecutivo, Cipote Garabato representa la alegría que vence a la tristeza -un aspecto esencial e inmutable del barranquillero-, que sol a sol lucha contra las adversidades y disfruta cuando llega el Carnaval para celebrar la vida. “Algo que nos marcó siempre y que quedó en nuestra danza fue celebrar la vida. Siempre nos vas a ver con esa alegría, porque siempre estamos ganando la asistencia. Eso lo aprendimos de momentos tristes que tuvimos. Lo planteamos nosotros como un esencialismo del ser barranquillero”, sostuvo.

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Refiriéndose a la vestimenta del grupo, Pernett remarcó la elegancia que sin falta está a su lado. Los hombres portan un garabato pintado de blanco, adornado con cintas de colores. Las mujeres van vestidas con faldas largas de fondo negro, y en la parte inferior llevan volantes de los colores de la bandera de Barranquilla.

“Todos los vestuarios de los garabatos son bien lindos. El chico de la gavota va con una elegancia, pero todo esto va acompañado de nuestra tradicional alegría. Tenemos un compromiso de seguir trabajando con humildad y con ansiedad por nuestro carnaval, y podamos mantener la cultura y la tradición siempre grande, que es nuestro idioma”, indicó.

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“También hacen complemento de esto las medias del garabato. Las mismas medias tienen mucho significado entre ellos. Da a conocer el trabajo, el estatus social, la autoridad, la protección, digamos, la identidad y afirmación en ti”, expresó el hacedor del Carnaval sobre el significado de los elementos que forman la identidad de los garabatos. De igual modo, explicó: “El garabato nos identifica el rango por los colores. Los caporales (interpretan la vida y defienden a su gente) van con uno, el director va con nosotros y los integrantes se mantienen con el blanco, que nos recuerda la fuerza carnavalera que trabaja por la paz, representada en el color blanco y que también hace parte del sombrero”.

Finalmente, Hernán Pernett declaró el compromiso que tiene no solo como parte de la junta directiva del Carnaval de Barranquilla, sino, asimismo, salvaguardar la tradición en Cipote Garabato y más grupos que hicieron lo que es la fiesta carnavalera en la capital del Atlántico hoy en día: Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

“Tengo otra mirada en el Carnaval. No solo como un hacedor más, sino proteger esta danza patrimonial. Esa es la misión que me toca. Soy un defensor tremendo de la danza, porque tiene que ser así. Apoyo a la del Congo, de las cumbiambas. Entonces, en esa misión estoy también”, concluyó.